Quizás te haya ocurrido que
después de estar con alguien durante un rato te notas especialmente triste,
irritable, agotado, como si te hubieras quedado sin batería… Y piensas… "Si me
encontraba tan bien hace un rato, ¿cómo es posible que ahora me sienta tan mal?"
Una posible explicación es que esa persona con quien compartiste tu tiempo te
haya “restado energía”.
Recordemos que “donde pones tu
atención pones tu energía”, por lo tanto, aquellas personas que buscan de forma
constante captar tu atención, pero después no devuelven la suya, están
quedándose con tu energía. Hay varias formas de captar la energía de otros.
Vamos a explicar tres maneras:
- El victimismo.
Se trata de
aquellas personas que se sienten víctimas de sus vidas y constantemente
necesitan ser escuchados. Buscan personas que donen oídos y atiendan a sus
historias dolientes, a su continua queja y mala suerte. Los escuchadores
terminan agotados, sin energía, porque aunque intenten dar algún consejo, estas
víctimas no escuchan y generalmente, jamás lo llevan a cabo.
- La agresividad.
Son las
personas que absorben energía de otras a través de la agresividad, generando temor, rabia o
desánimo en sus presas.
Por ejemplo,
aquellas personas que de repente te atacan con una crítica destructiva, o te
culpan de que algo no haya salido bien. O incluso, sin necesidad de hablar,
muestran gestos agresivos, como mirarte fijamente de forma intimidante. Son
también aquellas personas que te hacen ver el lado negativo de las cosas. Así,
si le comentas algo como “Voy a estudiar una oposición”, pueden responder “uff,
eso es perder el tiempo, está muy complicado
aprobar”; absorbiendo tu energía y creando desánimo.
- La ambigüedad.
Se trata de aquellas personas que dan
informaciones a medias, o de forma muy ambigua. Es difícil diferenciar cuándo
hablan en serio o cuándo bromean. Generalmente a veces son distantes y otras
veces cercanos, envolviéndose siempre en un halo de misterio. Generan
desconcierto en los demás y es así como absorben la energía. Los demás
invierten después su atención intentando pensar y descifrar “Qué querría decir con
esto o aquello…”
Algunos
expertos llaman a estas personas “vampiros energéticos”, por el hecho de
succionar la energía de otros. También algunos, a mi parecer dando un tono de
humor sarcástico, les llaman “agujeros negros”. Yo prefiero no designar en sí a la “persona”
sino más bien a la “actitud” . Y es que si lo pensamos, todos en algún momento
hemos caído en alguna de estas formas de “vampirismo energético”.
CÓMO AFRONTARLO: "COMPASIÓN, PERO NO COLABORACIÓN"
Generalmente
las personas que intentan robar tu energía no lo hacen de forma consciente y
premeditada. Su queja o su agresividad no es más que una muestra de su
infelicidad. Por tanto, puedes mirarlos desde la compasión: ya tienen su propio castigo. Además, el sentimiento de compasión eleva tu
energía, pero el sentimiento de hostilidad la agota.
Sin embargo, tampoco podemos colaborar en su vampirismo.
“Nadie quiere estar solo en el infierno”, pero acompañarlo no es salvarlo. Si
alguien se está hundiendo en arenas movedizas es mejor no acercarte demasiado o
también te hundirás. Puedes lanzarle una cuerda, y él o ella podrá elegir si
agarrarla o no. Porque tampoco olvidemos que no podemos ayudar a quien no
quiere ser ayudado...
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