Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

domingo, 14 de octubre de 2012

OLVIDAR UN AMOR




<<Me consumo en mi fuego,
¡Señor, piedad, piedad!
De amor me estoy muriendo,
¡Pero no puedo amar!>>

                             Alfonsina Storni
  
     No es casualidad que el desamor sea un tema estrella en la poesía, la música o el cine…  Amor no correspondido, o más aún, perder al ser amado. Numerosos corazones se identifican con este dolor que, más tarde o más temprano, a todos nos llega. Sin embargo, no todas las personas afrontan de la misma forma una ruptura amorosa. Mientras que algunas personas recuperan su bienestar e incluso rehacen felizmente su vida a corto-medio plazo, otras parecen quedar condenadas de por vida al recuerdo doloroso de lo que pudo ser y no fue.

       ¿De qué dependen estas diferencias?


LA RUPTURA: UN DUELO QUE PUEDE COMPLICARSE

    Aunque el concepto de duelo se asocia generalmente al periodo que sigue al fallecimiento de un ser querido, el término duelo proviene de dolor, y es un proceso que sigue a cualquier pérdida, incluida la de una pareja.

     A veces la ruptura es especialmente traumática, por ser inesperada, provocada por una infidelidad,  o cuando la relación es tan tormentosa que no queda otra opción. En estos casos, el duelo puede complicarse si la persona no es firme en su determinación y se deja llevar por momentos de debilidad que le hacen buscar , a veces de forma impulsiva, algún contacto con su ex-pareja. A menudo este contacto es vivido de forma eufórica, como quien sacia la necesidad inminente de una droga; pero la consecuencia final es incrementar el dolor, al confirmar nuevamente,  que la relación es imposible. No obstante, y como acallando a la lógica de la razón, hay quienes insisten en seguir este impulso masoquista de buscar esa “droga”, aun pagando el alto precio de ir perdiendo, cada vez más la dignidad y la esperanza de recuperar la relación.

   Por la exactitud con la que coincide el proceso de la adicción a drogas, con la conducta descrita en el párrafo anterior, los expertos llaman adicción emocional  a esta búsqueda impulsiva de la persona amada. Esta similitud se cumple incluso a nivel bioquímico, con un importante paralelismo entre la estructura neuronal de una persona en proceso de ruptura y una persona adicta a la cocaína. Y como consecuencia, la desintoxicación de esta adicción podría alargarse y complicarse en la medida en la que  siga habiendo “consumo”, o en este caso,  contacto con la persona amada. 


LA ELECCIÓN

     Al igual que en la desintoxicación de sustancias, la recuperación de una adicción parte de un firme decisión. Una vez decidido, es importante ser consciente de que la única forma de superar el dolor de la ruptura es pasar por el medio: atravesarlo. Y para ello, se ha de asumir que será necesario distanciarse lo más posible de todo contacto con la ex-pareja. Incluso, es aconsejable dejar de hablar de ella, aún reteniendo el deseo imperioso de hacerlo, propio de la adicción, pues al hablarlo, el cerebro revive y fortalece una y otra vez la razón de su dolor. Se trata de superar, sin consumir, el periodo del síndrome de abstinencia emocional.

     En este sentido, el ser humano, como mecanismo de defensa, tiende a evitar el dolor,  y es por ello que en estos casos se desea de forma imperiosa olvidar lo antes posible a la persona amada y superar cuanto antes todo el proceso. Sin embargo, como decía Michel de Montaigne:

    "Nada fija tan intensamente algo en la memoria como el deseo de olvidar".

     El deseo de olvidar es un fuerte rechazo al dolor, pero el dolor necesita ser aceptado para empezar a sanarse (remito al artículo “Sanar el dolor” de este blog). Formas en las que se manifiesta este deseo de olvidar es rechazando todo recuerdo positivo que viene a la mente sobre momentos hermosos vividos en la relación. La persona intenta desterrar estos pensamientos, para no sufrir, sin embargo, en este intento sólo consigue atraerlos aún más y prolongar el dolor. En este sentido, es imprescindible aceptar que esos momentos hermosos son inolvidables, y que debemos darle un lugar en nuestro corazón. Para ello, y para ir curando el dolor asociado a ellos, se puede elaborar una especie de galería de recuerdos en la que representemos con una imagen mental cada recuerdo positivo vivido en la relación. Repetir diariamente este recorrido mental por la galería de recuerdos ayuda a ir cicatrizando la herida de la pérdida.


RENACER

     Cuanto más agudo es un sufrimiento, mayor es la oportunidad de crecimiento personal.  El desgarro de la pérdida de un ser amado crea un gran vacío que obliga a desarrollar los recursos personales a veces hasta límites insospechados. He oído testimonios de personas que sienten que han renacido, y que jamás hubieran pensado alcanzar tanta felicidad creciendo y redescubriéndose a sí mismas.


… el dolor de una ruptura amorosa 
puede hundirnos al fondo del abismo…

 …Decidir tomar impulso hacia la superficie 
puede elevarnos a divisar
 nuevos y apasionantes horizontes…