Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

domingo, 13 de julio de 2014

SUPERAR UNA RUPTURA


     En un artículo anterior abordé cómo afrontar el final de una relación y cómo ponerse en marcha para tratar las heridas que una ruptura de pareja deja en el alma.( "Olvidar un amor": http://psicologiadevidapormonicaferrera.blogspot.com.es/2012/10/olvidar-un-amor.html)

     Sin embargo, superar una ruptura, sentir que las heridas ya han cicatrizado y que puedes mirar al futuro sin ataduras de dolor, nostalgia o resentimiento hacia tu ex, no siempre se consigue. A veces pasan años o incluso décadas, y las personas quedan ancladas en su antigua relación rota, sin poder avanzar en sus vidas ni en el amor.

   En este sentido puedo asegurar que, por muy dura que haya sido una relación o por muy traumática que haya sido la ruptura, superar el duelo es una elección. Es responsabilidad de la persona convertirse en víctima por largos años o, por el contrario,  pasar el duelo y salir fortalecida.



                                   QUE NADA SE QUEDE DENTRO

         Si te quedaron cosas por decir en la relación que te queman por dentro, todo eso ha de ser expresado. Si no es adecuado decirlo a la persona porque se puedan empeorar las cosas, puedes escribirlo en cartas dirigidas a ella, aunque no serán entregadas. Este ejercicio sirve para que ningún veneno de rabia o rencor se pueda enquistar en nuestro interior. No olvidemos que aquello que odias o rechazas se vincula con más fuerza a ti a través de toda la atención y el poder que le otorgas en tu vida.


                RESPETA A TU EXPAREJA, TAMBIÉN ANTE LOS DEMÁS

       Una parte de nosotros es la imagen que proyectamos hacia los demás. Si criticas a la persona que antes era tu pareja, estás criticando a una parte de ti, de tu historia, de tu pasado. Y lo peor es que de esta forma lo haces presente constantemente en tu vida. 
      Cuando decidimos amar a una pareja, va implícito arriesgarnos al desamor y al sufrimiento. Respetar tu pasado y las personas que elegiste como pareja, es respetarte a ti, a tu historia, a pesar de que estas personas te hicieran daño. 

       QUITAR EL ANCLA: LA ACEPTACIÓN

     
El verdadero reto para todos es aprender a aceptar lo imperfecto de la vida, de nosotros mismos y de los demás. Aceptar esta imperfección, aquello que nos haya ocurrido y volvernos compasivos con nosotros mismos y con los demás nos hará más libres. Aprender a amar lo imperfecto de la vida, del pasado, incluso aquello que nos hizo sufrir, nos da un enorme poder. Nos libera del ancla del resentimiento y convierte los errores cometidos en sabiduría al servicio de una vida más feliz.


       EL ÚLTIMO PASO: LA GRATITUD

      Poder mirar a la antigua relación y valorar todo lo que nos aportó y lo que nos hizo aprender, transforma todo sufrimiento en gratitud. Es como ser alquimistas del alma, transformando el pesado plomo en oro. Cultivar el agradecimiento mitiga todo victimismo y resentimiento, y cierra la ruptura con un broche de sabiduría y fortaleza. La gratitud permite mirar al pasado llenos de paz, poder valorar el amor recibido y poder archivarlo como una relación significativa en nuestra vida, gracias a la cual aprendimos y crecimos. La gratitud permite dejar libre al otro, desearle lo mejor y también así nos liberamos y deseamos lo mejor para nosotros.

Poder mirar atrás con agradecimiento es dar coherencia y sentido a nuestra vida. Es ver lo vivido como un paso necesario para llegar al momento presente. Y entonces el momento presente se vuelve mágico, cargado de vida y emoción. El corazón rebosa amor hacia uno mismo, hacia la vida y hacia todo lo que esté por llegar...