Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

lunes, 3 de febrero de 2014

EL MIEDO A LA SOLEDAD



    Uno de los miedos más frecuentes en nuestra sociedad es el miedo a la soledad. Quiero referirme a la soledad como  ausencia de compañía, vivida con melancolía y tristeza. Uno puede “sentirse solo” por varios motivos, pero hoy voy a centrarme en la    soledad por no tener pareja.



     Hay personas que cuando no tienen pareja se sienten incompletas, desdichadas, y por ello su mayor intención es encontrar a quien denominan su “media naranja”. Esa persona que le salve, que le complete, que le aporte toda la felicidad que necesita. A veces esta necesidad se convierte en casi una obsesión, y estas personas buscan afanosamente esta  ansiada mitad, probando diferentes parejas, en la mayoría de ocasiones “fallidas”, que no hacen sino aumentar su frustración.



      Este concepto de amor como dos mitades que se unen proviene del Romanticismo, del  siglo XIX. Esta idea de amor considera que la felicidad está en la unión con otra persona, y si no es así, la vida carece de sentido pleno.




       Como consecuencia de este amor entendido desde el Romanticismo, es la otra persona quien tiene todo el poder sobre nuestra felicidad, quien nos aporta, quien tiene que completar nuestros “vacíos”. De esta forma, el amor se vive como una dependencia, a veces como un sufrimiento, por el miedo que se crea a perder a la pareja entendida como “la otra mitad”.



      Este concepto de amor es ya anticuado en nuestros tiempos, porque el ser humano ha evolucionado y estamos en una nueva era, y no sólo de avance tecnológico, sino de nuevas necesidades más profundas. Sin embargo, la cultura, a través del cine, la literatura y la música sigue perpetuando la idea de amor romántico. Quién no conoce letras como la folclórica copla que dice: “Cuando de veras se quiere, el miedo es tu carcelero, y el corazón se te muere, si no te dicen te quiero”. O temas del pop moderno como “Sin ti no soy nada”, del grupo “Amaral”; sólo por citar algunos ejemplos.



      Hay expertos que advierten que estamos ante una crisis de la pareja. Según datos estadísticos, el número de divorcios va ascendiendo vertiginosamente cada año, de forma que, en España,  en 2013 se habla de 3 parejas que se divorcian por cada cuatro que se casan. A menudo, poco tiempo después de la ruptura, muchas de estas personas establecen una nueva pareja como forma de superar su miedo a la soledad. Sin embargo, cada vez son más las parejas que optan por no casarse, y cada vez son más las personas que muestran insatisfacción con sus parejas. Algunas, se resignan a vivir en una relación tortuosa, por miedo a quedarse solas.




REALMENTE, ¡LA SOLEDAD NO EXISTE!



      Esta nueva era no casa con la idea de amor del Romanticismo, de dos siglos atrás. Ya no funciona responsabilizar a la otra persona de tu propia felicidad. Ha cambiado el concepto de amor de necesidad por el amor de deseo: Aprecio tu compañía y la deseo, pero no la necesito, que es muy diferente. De hecho, no existe forma de ser feliz si no aprendes a encontrar la felicidad en la propia individualidad. Solamente estar solo te permite establecer un diálogo interno y descubrir la fuerza personal. Y cuanto más aprendas a vivir en soledad, a estar contigo, más preparado estarás para establecer una pareja desde el respeto y el entendimiento mutuo.

      A veces, cuando mis pacientes llegan quejosos porque se sienten infelices de no encontrar pareja, les hago una pregunta de forma muy delicada, que les hace entrar en shock: 

    -“¿Tendrías de pareja a alguien como tú?” 
     Se hace un breve silencio, y luego responden…
     -”La verdad es que… no.”   
    -“Bien, entonces primero tendrás que aprender a estar  contigo, descubrir tu única compañía eterna, ese ser que siempre, siempre, estará contigo. Afrontar tus propios miedos y transformarlos en oportunidades. Apreciar esta compañía de ti mismo y llegar a disfrutar de ella. Aprender a contar contigo, apoyarte y sacar lo mejor de ti. Acceder a esa fuente de tu auténtica felicidad, que sólo puede estar en tu interior. Conseguir llenar esos vacíos que pretendes que sean llenados con otra persona, y sentirte un ser pleno en tu individualidad. Ya no eres una mitad, eres un entero. Y será fascinante cuando te sientas tan pleno y quieras compartir con alguien esa abundancia, y así intercambiar y potenciar con una pareja que ya no será quien te complete, sino un compañero de tu apasionante viaje.”





       Sólo existe una única persona que te acompañará siempre, y eres tú mismo. Estar solo te permite aprender a apreciar estar contigo, ¿qué mejor compañía? Por ello, realmente, amigo lector, podemos afirmar…



 <<La Soledad no existe, es sólo una distracción de ti mismo>>.