En el ámbito de la pareja, podríamos definir los celos
como esa emoción perturbadora que aparece
ante la sospecha de que la persona amada nos reste atención a favor de otra.
Creo que todos hemos podido vivir en algún momento
esa incómoda perturbación. Con o sin fundamento, esta sospecha puede
convertirse en una trampa “mortal” para la autoestima de la persona que la
vive, y por supuesto, para la pareja.
¿De qué va a depender?
De cómo reaccionemos ante tal sospecha.
UN EJEMPLO
<<Hacía varios días que notaba a mi novia un
poco distante conmigo. Sé que tenía mucho trabajo, pero ya era raro que
estuviéramos algunos días sin vernos siquiera. Tiene muy buen rollo con sus
compañeros de trabajo, y aunque nunca le di demasiada importancia a esto, últimamente
tenía la mosca detrás de la oreja.
Quedamos por fin el sábado en su casa, y pasamos
una tarde estupenda. Ella se dispuso a ducharse para salir juntos a cenar. Todo
parecía normal.
De repente, sonó un mensaje de Whatsapp. Era su
móvil, lo había dejado sobre la mesa del salón, donde yo la esperaba.
Sonaron varios mensajes seguidos más. Mi
pulso se aceleraba, empecé a sentir fuego en mi interior. ¿Quién sería? ¿Se
confirmarían mis vagas sospechas? Empecé a sudar frío, sosteniendo el impulso
de coger el móvil y abrir los mensajes. No pude más, lo hice.
Era uno de sus compañeros de trabajo. El corazón se
me salía por la boca mientras abría el mensaje: “Eli, ¿estás ocupada? Tengo que
comentarte algo, llámame si puedes. Si no, el lunes te invito a desayunar”. No sabía
qué pensar… no podría aguantar sin preguntarle… Pero tenía pánico a su reacción
al saber que había fisgoneado en su móvil. Me sentía los ojos desencajados,
estaba fuera de mí… Cuando Eli volvió al salón, mi rostro cantaba que algo me
ocurría, así que ni intenté ocultarlo…
Eli no me habló en un par de días, pero
afortunadamente no rompió conmigo. Sin embargo, desde ese fatídico día, nuestra
relación no es la misma, y mi desconfianza se ha ido alimentando, sin poder
evitarlo. Ella me explica miles de veces que me quiere y me socorre
cuando mis nervios se desatan. Se
sacrifica renunciando a los cafés del trabajo, para que yo esté tranquilo.
No sé cuánto durará la paciencia de mi amada... pero esta agonía también es un
infierno para mí>>.
UNA TRAMPA SUTIL, PERO MUY PELIGROSA
En la dinámica de cualquier pareja, ha de existir
un equilibrio entre la vida individual de cada miembro (su espacio propio,
trabajo, amistades, familia…) y la vida de pareja (actividades y proyectos
compartidos, amigos comunes, etc.). A veces estos dos espacios son adecuadamente
acordados por la pareja; otras veces, surgen diferencias. Si estas diferencias
son interpretadas como una falta de
interés de la otra persona hacia nosotros, se forma un perfecto caldo de
cultivo para las sospechas y la desconfianza. Entonces, empezaremos a imaginar
que nuestra pareja ya no nos quiere
igual, que se interesa por otras personas…
Entonces quizás pensemos que estas dudas tan
tormentosas sólo podrían solucionarse si contrastamos
con la realidad, en búsqueda de pruebas que confirmen o que refuten
nuestras hipótesis.
Y es aquí donde empezaremos a crear esa sutil
trampa en la que podemos, muy fácilmente, quedar mortalmente atrapados.
Analicemos…
Hay múltiples formas de búsqueda:
- Búqueda directa: pregunto directamente a mi
pareja si me quiere, o si le interesa otra persona, pido explicaciones de qué
hace o con quién está cuando no estamos juntos, cuando suena su móvil pregunto
¿quién es?, etc, etc, etc.
-
Busqueda encubierta: esta categoría se forma de
conductas más perversas, ya que se desarrollan “a espaldas” de la pareja: desde
mirar su móvil, su correo electrónico, sus redes sociales (incluso robar
contraseñas para tal efecto) hasta vigilar a escondidas o incluso contratar
detectives privados.
Obviamente, por muy santa que sea nuestra pareja,
ante tal despliegue de averiguaciones, siempre hallaremos algo que alimente
nuestra sospecha, y más, filtrando tales datos con los ojos de la desconfianza. Ya dicen los sabios “el que busca, halla.”
NO DESCONFÍAS DE TU PAREJA: DESCONFÍAS DE TI
Podríamos pensar que los celos se
establecen por una desconfianza hacia nuestra pareja, por temor a que nos
abandone. Sin embargo, no es nuestra
pareja la causa de esta duda. Si pensamos en ello, la clave está en
nosotros mismos: desconfiamos de que nuestra pareja pueda ser atraída por otra
persona porque no estamos seguros de ser
suficientemente buenos como para mantener su amor. Desconfiamos de nosotros
mismos, de nuestros propios encantos, y entonces pensaremos que cualquiera nos
podría arrebatar a la persona amada.
A menudo esta desconfianza en uno mismo,
baja autoestima o inseguridad se agrava
al pedir ayuda a la pareja: pedir explicaciones, confirmaciones de
que nos quiere, decir que nos muestre el móvil cuando ha mantenido una
conversación con alguien…y todas las formas de búsqueda descritas
anteriormente. Claro está, esas
estrategias constituyen la gran trampa, pues mientras buscamos tranquilizarnos,
no hacemos sino confirmar nuestro miedo, nuestra debilidad, y por ende, ser
cada vez menos atrayentes ante nuestra pareja y ante nosotros mismos.
En resumen, estamos consiguiendo, sin querer, lo que más tememos: alejar de nosotros a la persona amada.
EL ANTÍDOTO A LOS CELOS: LA CONQUISTA DIARIA
Siendo realistas, no existe el “riesgo cero” en
ninguna relación. Por mucho que amemos a nuestra pareja, tendremos que asumir
que el riesgo de que se enamore de otra persona siempre va a existir. Y que en
algún momento aparecerá una intrépida situación que nos lleve a la duda, a la
trampa de los celos.
¿Cómo reducir al mínimo el riesgo de ser
abandonados por nuestra pareja?
Sólo hay una respuesta: “Nunca te abandones a ti
mismo” y de esta forma, es difícil que te abandonen…
No
abandonarse a sí mismo significa
cuidar la dignidad propia, el amor hacia uno mismo, y evitar caer en la
sutil trampa de los celos. Si a pesar de
las adversidades que te hagan dudar en algún momento, te comportas con
seguridad, dándote valor y confiando en que eres una persona muy valiosa, digna
del amor de tu pareja, el fantasma de los celos pasará de largo.
Se trata por tanto de una conquista diaria a ti mismo: cuida de ti, de tu salud, de tu
imagen, de tu disfrute, de tu propio espacio: amistades, metas personales… De
este modo te amarás por ser una persona tan valiosa, y, como consecuencia
natural, conquistarás diariamente a tu pareja.
<<Llega un momento en la vida
en el que debemos decidir nuestro valor:
si ser como una vulgar bisutería
que nada pasa si se cae o se arrastra,
o ser una valiosa joya
digna del cuidado y aprecio
propios de su belleza y valor>>