Hagamos un experimento de
memoria. Te propongo intentar recordar qué cenaste el pasado miércoles. ¿Y el
jueves? Y ¿podrías recordar qué ropa llevabas el miércoles? ¿y el jueves?
Te cuesta mucho recordarlo, ¿verdad?
Veamos por qué:
Tal vez el pasado miércoles y
jueves fueron días rutinarios en tu vida. Desde que te levantaste, puede que a
la misma hora de siempre, hasta que te acostaste, hiciste más o menos lo mismo
que el resto de días de la semana.
Esta rutina hace que tu mente se
duerma, y es por ello que quizás te cueste muchísimo recordar aspectos
rutinarios como qué cenaste o qué ropa llevabas. Porque tu mente está en un
nivel muy bajo de estimulación.
Sigamos con otro experimento de
memoria: ¿recuerdas cuál fue tu último viaje? Quizás ese fin de semana en
Córdoba. Y puedes recordar aquel desayuno en una terraza al sol y después el
paseo por las estrechas calles del barrio de la judería. Recuerdas
perfectamente dónde paraste a almorzar aquél rico flamenquín cordobés. Luego la
visita a la Mezquita, donde recuerdas que pasaste frío porque sólo llevabas esa
fina camisa blanca… Y así puedes recordar con gran lujo de detalles casi cada
momento. ¿Por qué? ¡Porque tu mente estaba despierta! ¡Tu mente estaba plenamente
viva!
UNA VIDA ORGANIZADA, PERO NO
MONÓTONA
No podemos negar que los seres
humanos necesitamos una vida más o menos organizada en cuanto a horarios de
comida, de descanso, etc. Pero no una vida monó-tona (“un tono”). ¿Te imaginas
una canción con un solo tono? Sin subidas, sin bajadas, sin emoción… llegaría
un momento en el que ya ni podrías escucharla, sería tediosa, aburrida,
insoportable…
Eso mismo le ocurre a nuestra
vida cuando no creamos nuevos retos, cambios, nuevas emociones, nuevos
proyectos. La mente se duerme, se inactiva, y hasta se deprime.
ACTUAMOS COMO “EL AGUA”
El tao nos muestra un hermoso
ejemplo de cómo la rutina nos estanca y nos corrompe:
“...el
agua es yin porque se adapta a cualquier forma y no juzga. El agua actúa como
deberíamos hacer las personas. Cuando el agua está estancada, se adapta a la
forma de su contenedor y, si se abre una salida, el agua fluirá por ella en
constante búsqueda de nuevos horizontes. Si el estancamiento es permanente y
nos negamos a tomar las salidas que se nos ofrecen, nos corromperemos como las
aguas estancadas..."
Lou Marinoff
EMPIEZA A DESPERTAR TU MENTE:
FLUYE COMO EL AGUA
Cada día, puedes crear
oportunidades para fluir y no estancarte en la rutina. Crea pequeños cambios y
tendrás una mente despierta, viva. Sal de tu zona de confort, es suficiente con
pequeñas cosas: toma un camino diferente al de todos los días para ir al
trabajo, innova tu forma de vestir, de peinarte, prueba nuevas recetas de
comidas, interésate por conocer a nuevas gentes, nuevos lugares. Aprende nuevos
conocimientos, nuevas prácticas que no hayas probado: tal vez el baile, la
música, la pintura. Tienes cinco maravillosos sentidos para deleitarte con
nuevos paisajes, olores, sonidos, sabores, texturas… Tienes un alma que anhela
emocionarse, ¡vivir, intensamente, y no a medias! Permanece abierto a nuevos
horizontes…y...¡fluye!
Mónica Ferrera, psicóloga.
http://www.monicaferrera.es/
Gracias por esta reflexión. Realmente es necesario romper con el estancamiento que carcome y paraliza la vida
ResponderEliminarGracias por tu reflexión..en momentos tan dificiles como el que vivo...debo aplicarlo y cambiar mi vida.
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