Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

martes, 30 de septiembre de 2014

¿PERDONAR UNA INFIDELIDAD?


Es obvio que una infidelidad golpea fuertemente uno de los pilares que debe sustentar la pareja: la confianza. Y como todos sabemos, la confianza requiere de mucho para construirse, pero de poco para destruirse.

Por otra parte, en cuanto a la definición de “infidelidad”, cada quién puede tener la suya propia. Hay quienes consideran que el simple deseo o atracción por un tercero ya es infidelidad. Otros estiman que la traición requiere de un contacto físico (desde un beso en los labios hasta consumar el acto sexual). Para otros, es necesario que haya un sentimiento mutuo, más allá de lo físico, o incluso, un cierto compromiso.



                        EL GRADO DE LA “TRAICIÓN”


Ya hemos comentado que la definición de infidelidad es algo sujeto a la interpretación de cada uno. Sin embargo, podemos diferenciar algunos criterios generales para delimitar la “profundidad de la herida” o grado de la traición:


·          Voluntariedad. Está claro que nadie hace nada que no quiera hacer, pero no es lo mismo salir a buscar voluntariamente una relación fuera de la pareja, que ir sintiendo algo por alguien cercano, como por ejemplo un compañero/a de trabajo. A menudo esto se vive como algo que “no se pudo evitar”.
·          Duración y momento. La duración de la relación infiel es un criterio que claramente influye en el grado de traición experimentado. En cuanto al momento, la herida será más leve si la infidelidad se produce al comienzo de una relación y más profunda si se trata de una relación duradera en la que el tiempo ha consolidado el compromiso y el proyecto conjunto.
·        El número de personas. En ocasiones la infidelidad se produce con diferentes personas, con quienes no se establece un vínculo sentimental sino puramente sexual. En este sentido, es muy variable el efecto de dolor que ejerce la infidelidad.

                                      ARREPENTIRSE
Hay personas que viven la relación infiel con cierta tranquilidad, sin remordimientos o requiebros de conciencia. Otras, sin embargo, la viven con sufrimiento y se arrepienten de haberse dejado hechizar por un amor “prohibido”.

El arrepentimiento, cuando se da,  puede tener lugar en diferentes momentos. A veces, cuando la infidelidad se descubre por sorpresa, de repente acechan miedos de perder a la “pareja oficial”. Otras veces el arrepentimiento se experimenta desde el principio, establecido como una especie de conflicto interior, una lucha entre los principios éticos de la persona y lo que inevitablemente siente, ese amor descrito como involuntario, pero pasional e inevitable.

Sin duda, un punto que facilitará el perdón es “la confesión” por parte del miembro infiel antes de que la relación paralela se descubra por sorpresa.


                                           ¿PERDONAR?


Cuando la infidelidad se descubre, la pareja destapa la realidad quebrada de sus cimientos. La confianza se desploma, las identidades se desdibujan (a menudo surge la afirmación hacia la persona infiel “no sé quien eres”), la autoestima de la persona traicionada se agrieta, sintiéndose de repente inferior, desorientada, en shock… Entonces quizás se plantea la pregunta de continuar o no en la relación.

Y tanto si la pareja continúa como si no, se traza la cuestión:

¿Es posible perdonar una infidelidad?

Si nos planteamos si perdonar o no a la persona infiel, debemos detenernos en algo… Realmente, ¿quiénes somos nosotros para perdonar a otros?  
“Yo, grande, leal y auténtico te perdono a ti, pequeño, pecador y falso…”  
¿Acaso somos el gran Dios para juzgar y perdonar a otros?



El perdón es más bien un proceso intrapsíquico, es decir, con nosotros mismos. Perdonar la infidelidad significa aceptar en nuestro interior lo ocurrido y decidir andar el camino para transformar el dolor y la rabia en aprendizaje, paz y crecimiento. Perdonar es más bien liberarnos a nosotros mismos de las cadenas del odio y el rencor. Por supuesto es un proceso, y requiere tiempo y esfuerzo. Y esta elección puede tomarse tanto si la pareja continúa como si no.


          LA RELACIÓN DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD


   En ocasiones el miembro infiel suplica a su pareja una nueva oportunidad. Y la persona “traicionada” debe decidir. En este punto, quiero resaltar dos aspectos importantes:


·              Cada persona ha de establecer su nivel de exigencia en el amor. Hay personas que necesitan muy poco para conformarse: he llegado a atender en mi consulta a personas que estaban dispuestas a aceptar que su pareja mantuviera la infidelidad, con tal de no romper la relación, por miedo a la soledad. Otras personas, sin embargo, exigen una fidelidad impecable, y descartarían inmediatamente retomar la relación después de cualquier traición.

·              Decidir en base al amor y no al miedo. Existen dos fuerzas emocionales opuestas que pueden funcionar como motor en nuestras vidas: el amor o el miedo. En el tema que nos ocupa, decidir en base al miedo sería dar una oportunidad a la pareja sobre todo por evitar el dolor de la ruptura. La persona se puede ver desbordada, débil, incapaz de replantearse su vida al romper la pareja y, por miedo, decide volver. A menudo el sufrimiento de esta elección es mucho mayor de lo esperado. Decidir en base al amor significa analizar y valorar con sensatez si la pareja podría funcionar después del bache emocional de la infidelidad. He conocido parejas que, tras superar una crisis por infidelidad en la que llegaron a rozar la separación definitiva, han aprendido a valorar mucho más a su compañero/a, y el amor ha resurgido con mucha más fuerza, como el ave fénix que renace de las cenizas…