Prácticamente todas las personas realizan en algún momento de su vida un Test de Inteligencia; ya sea en la escuela o en alguna prueba de selección laboral. El Test de Inteligencia mide un nivel llamado popularmente Coeficiente Intelectual, aunque es más correcto el término Cociente Intelectual. El nivel medio establecido como resultado de esta prueba es de 100 puntos, con una variación por debajo o por arriba de 15 puntos. Se considera una persona superdotada cuando alcanza 130 puntos, y déficit intelectual cuando ronda los 70. Sin embargo...
¿SON LAS PERSONAS CON UN COCIENTE INTELECTUAL MÁS ALTO LAS QUE TIENEN MÁS ÉXITO EN LA VIDA?
Los datos afirman rotundamente que no. De hecho todos hemos podido comprobar cómo personas aparentemente inteligentes, o de alto rendimiento académico no tienen éxito o no les va bien en la vida. Sin embargo, otras personas con un nivel de Inteligencia medio, o más bajo, son capaces de gestionar adecuadamente su vida, son más felices e incluso tienen más éxito laboral.
La clave está en la definición de Inteligencia que se ha considerando hasta ahora. Los Tests de Inteligencia miden solamente las habilidades de una mitad del cerebro: el Hemisferio Izquierdo, encargado de funciones cognitivas como el vocabulario, las matemáticas, el razonamiento verbal, la memoria a corto plazo, el movimiento ocular y manual. Pero todas estas funciones no sirven de nada si no son gestionadas por la otra mitad del cerebro: el Hemisferio Derecho, encargado de las habilidades emocionales. Un ejemplo de esta afirmación es cuando un estado alto de tensión nerviosa nos bloquea la elaboración de un examen, dejando lo que se conoce popularmente como “la mente en blanco”. En ese momento, la parte emocional del cerebro inactiva la parte cognitiva.
En el terreno animal, los científicos dicen que un animal es más evolucionado o más inteligente que otro cuando “se adapta mejor al ambiente”, y de hecho esta adaptación es lo que le permite sobrevivir. Este principio de adaptación al medio, trasladado al terreno humano, es el que garantiza a la persona el éxito y la felicidad. Se trata de personas con capacidad de motivarse a sí mismas, perseverar en sus metas a pesar de las frustraciones, controlar adecuadamente sus impulsos, regular sus estados de ánimo para impedir que bloqueen las capacidades cognitivas, y también,con capacidad para entender a los demás e influir en ellos con habilidades sociales. Todos estos aspectos son los que engloba el concepto Inteligencia Emocional.
DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Mientras que el estudio del tradicional concepto de Inteligencia, restringido erróneamente a las habilidades cognitivas, tiene una antigüedad de 100 años, la Inteligencia Emocional se estudia desde hace poco más de una década. Sin embargo, este término ha revolucionado hasta tal punto el entendimiento del éxito en la vida humana, que en más de 12 países ya se incluye como programa educativo en las escuelas. Desgraciadamente, no es el caso de España.
Para empezar a entrenar la Inteligencia Emocional es importante entender un principio básico: todas las emociones tienen su utilidad y podemos progresar gracias a ellas. No existen emociones negativas, sólo podemos decir que son agradables o desagradables, pero todas nos indican algo que debemos resolver. Podemos hacer el símil del panel de control del coche, que gracias a las lucecitas que se activan nos indican que algo va mal en el vehículo y debemos resolverlo.
Así, por ejemplo, la emoción de la rabia nos indica que queremos poner límites a una persona o situación, y ahí está su utilidad, pero actuar inteligentemente implica gestionar esa rabia para resolver el problema. Opuestamente,cuando la rabia no se gestiona, puede dar lugar a explosiones tan descontroladas de ira capaces de romper para siempre una relación familiar o de pareja.
EMPEZAR: CONOCER NUESTRAS EMOCIONES
Entendiendo el principio de “utilidad de las emociones”, para empezar a desarrollar tu Inteligencia Emocional te recomiendo este ejercicio:
Durante la próxima semana haz un registro diario con tres columnas. En la primera columna enumera las emociones que has sentido a lo largo del día: tristeza, alegría, miedo, enfado…; en la segunda, intenta identificar su posible utilidad en tu vida actual (quizás esto es lo más difícil, pero inténtalo) y finalmente, en la tercera columna, anota cómo has reaccionado ante la emoción.
Con este simple ejercicio, podrás comprobar cómo empiezas a entender las primeras claves emocionales para gestionar exitosamente tu vida: tu relación contigo mism@, con los demás y con el mundo…
“Una vez más, te recuerdo: el éxito en tu vida, está en tus manos…”
Muy útil Mónica, como todo lo que escribes, pienso que el saber dominar tu propia mente proporciona éxitos sociales y profesionales asegurados, y me parece un maravilloso consejo que pienso adoptar el hecho de tratar de redirigir positivamente todas nuestras emociones. Gracias por tus publicaciones porque a muchos nos ayuda mucho y nos aclaran muchas cosas.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tu aportación. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mónica! Siempre encuentro alguna relación entre cada nuevo artículo y algunos de los anteriores, pues la inteligencia emocional nos hace más felices, pues hace que soportemos los fracasos y nos centremos en lo que de verdad somos buenos. Por lo que he entendido, es la más importante de todas, pues siendo inteligentes emocionalmente, dejaremos de lado los fracasos y nos centraremos en los éxitos que podemos conseguir. Teniendo una actitud negativa (en relación con lo que hablábamos de la personalidad), nos va a frenar y no vamos a valorar nuestras virtudes. Un ejemplo y gracias a tí, soy yo, gracias a que abro mi mente y estoy aprendiendo a dirigir mis pensamientos positivos, los comentarios que hago me salen casi sin pensar, nunca había reflexionado sobre estas cosas, pero es como si todos estos pensamientos los tuviera guardados, esperando a que simplemente abriera mi mente. Por cierto, estoy "enganchada". Un beso.
ResponderEliminarCiertamente todas las personas tienen una "inteligencia emocional innata", que se ocupa de que evolucionemos en busca de nuestra felicidad; quizá es el motivo por el que sientas que tenías esos pensamientos guardados y ahora los sientes fluir. El problema es que nuestra cultura no estimula su desarrollo, sino que a veces incluso, fomenta su bloqueo.
EliminarDesarrollar la inteligencia emocional también nos permite aceptar los fracasos, como parte natural y necesaria en nuestra andadura por la vida; de hecho, considera los fracasos como estupendas oportunidades de crecimiento y aprendizaje, propiciando la transformación de los límites en recursos.
Enhorabuena por tus avances, Mª Jesús, y muchas gracias por tus ricas aportaciones. Un abrazo!
Impresionante Mónica, me encanta, todas y cada una de tus recomendaciones vienen que ni pintadas para profesiones de trato con gente. Tu blog es genial, este tema de la inteligencia emocional tiene una importancia increible, pero tiene que mostrarte alguien que esto existe y que forma parte de cada uno de nosotros, para darnos cuenta de esta realidad y reflexionar sobre ella, ademas de si se quiere, aplicarla cada uno a su ámbito profesional y personal. Que te parecería hablar algún día de la separación entre estos dos ámbitos o parcelas, la personal y la profesional.Un abrazo. Juan José Medina
ResponderEliminarConocer e interpretar las emociones propias y de los demás para gestionarlas inteligentemente es una herramienta que podemos usar, de forma indiferente, en ambos ámbitos: el personal y el profesional. Espero que los siguientes artículos sobre la gestión de las emociones primarias sirvan para entender mejor y desarrollar la Inteligencia Emocional.
EliminarGracias por tu sugerencia, Juan José.
Un abrazo.
ya te contaré el próximo lunes, la verdad es que me está ayudando mucho, pienso en mí y en que es lo que debo hacer para seguir logrando mas aún de lo que ya he conseguido hacer con mi vida.
ResponderEliminarMe alegro mucho, Lolo! El compromiso con el propio crecimiento personal es una de las mejores garantías de Felicidad.
ResponderEliminarUn abrazo.