Podemos definir los rasgos de personalidad como patrones que definen nuestra forma de pensar, sentir y actuar, y que persisten a lo largo del tiempo. Así, por ejemplo, decimos que alguien es sociable cuando tiene facilidad al relacionarse con los demás, o definimos como sumisa a la persona dócil, obediente y fácilmente manejable. Pero, ¿cómo llegamos a establecer los rasgos que conforman nuestra personalidad? Y, una vez establecidos, ¿es posible cambiarlos?
LA PROFUNDA HUELLA DE NUESTRA INFANCIA
Después del nacimiento, alrededor del 70% de la energía que consume el organismo se emplea en el crecimiento cerebral. Es por ello que el bebé, para preservar su energía, rara vez permanece despierto más de 6 minutos. A partir de los 2 años, el cerebro casi ha alcanzado su tamaño completo, y hasta los 8 años de edad continuará el intenso desarrollo cerebral. Por este motivo, durante la infancia el aprendizaje se produce mucho más rápido y somos especialmente sensibles a las experiencias vividas. Según muchos expertos, esta etapa puede condicionar nuestra forma de ser y nuestra salud para el resto de la vida.
CONSOLIDACIÓN DE LA PERSONALIDAD
En la pubertad y adolescencia (entre los 11 y 15 años) tiene lugar otro acelerón del desarrollo del cerebro, coincidiendo con los cambios corporales propios de la edad. En esta etapa tiene lugar un mayor crecimiento de la parte emocional del cerebro, que hace que las vivencias emocionales experimentadas queden fuertemente grabadas en nuestra memoria. No es raro tener un recuerdo nítido de nuestro primer romance, o amor platónico propio de estas edades.
Tanto en la infancia como en la adolescencia nuestra interacción con el medio va propiciando unas determinadas formas de pensar, sentir y actuar que van estableciendo los rasgos de personalidad, en función de las experiencias de éxito y de fracaso. Así, por ejemplo, un niño que experimenta el rechazo de sus compañeros del cole que no quieren jugar con él, es posible que aprenda a sentir inseguridad cuando conoce a nuevos niños, y que piense que es inferior a los demás, y por tanto, puede actuar aislándose del resto de niños para evitar el sufrimiento del rechazo. Si estas experiencias negativas se repiten y no se tornan en vivencias de aceptación y éxito, el fracaso irá afianzando estos patrones de pensar, sentir y actuar propios de la inseguridad, estableciendo y alimentando este rasgo de personalidad.
El crecimiento del cerebro no se frena ni mucho menos ahí, si no que sigue creciendo hasta los ¡30 años! Precisamente desde los 20 a los 30 años tiene lugar el desarrollo de la parte del cerebro llamada lóbulo frontal, encargada del autocontrol y la sensatez que propician la madurez de la etapa adulta. Hay expertos que opinan que a los 25 años hay una verdadera transformación personal, y que sobre los 30-35 años la personalidad está finalmente consolidada.
UN CEREBRO ENCARGADO DE CAMBIARNOS
Hasta hace poco, muchos científicos consideraban que finalizando el crecimiento del cerebro a los 35 años, la personalidad quedaba rígida e inamovible. Sin embargo, numerosos estudios han refutado esta idea: se ha demostrado que precisamente el lóbulo frontal del cerebro, que ocupa un 40% de la masa cerebral, hace posible el cambio en nuestra forma de ser, y por tanto, de nuestra capacidad de vivir de una forma más plena. El lóbulo frontal es el encargado del razonamiento, la planificación, la voluntad; es allí donde, según los expertos, reside la inteligencia, y es donde habita nuestro potencial de cambio.
Sin embargo, todo cambio se topa con una resistencia, y en este sentido la mayor barrera es la engañosa creencia de “Yo siempre he sido así; no puedo cambiar”. Contrariamente, hay personas que han cambiado radicalmente su forma de ser y su estilo de vida, quizá porque han tenido que afrontar una dura experiencia. He conocido a personas que han superado una grave enfermedad como el cáncer y a partir de entonces han transformado su forma de ser, superando sus límites y valorando y disfrutando su nueva vida.
Afortunadamente, no es necesario un golpe tan duro para despertar el potencial de cambio. Sólo es cuestión de querer y de empezar a cambiar.
...“Si estás vivo y tu corazón está latiendo, siempre es posible cambiar”...
CÓMO EMPEZAR: UN EJERCICIO PARA CAMBIAR TU VIDA
Las personas que han conseguido cambiar lo han hecho partiendo de las siguientes preguntas:
"¿Qué haría yo si fuera feliz?"
"¿Qué tendría que cambiar en mí para tener una vida más plena?"
Nuestra forma de pensar, actuar y sentir determina nuestra relación con el mundo, y nuestro nivel de felicidad. A partir de estas preguntas, empezamos a pensar diferente: abrimos opciones nuevas. Haz una lista de todas las cosas que se te ocurran respondiendo a estas preguntas, y cada día, lleva a cabo una pequeña cosa. De esta forma, estarás actuando diferente, poco a poco. Y si vas cambiando tus pensamientos y tu forma de actuar, en poco tiempo habrá cambiado tu forma de sentir...
Nuestra forma de pensar, actuar y sentir determina nuestra relación con el mundo, y nuestro nivel de felicidad. A partir de estas preguntas, empezamos a pensar diferente: abrimos opciones nuevas. Haz una lista de todas las cosas que se te ocurran respondiendo a estas preguntas, y cada día, lleva a cabo una pequeña cosa. De esta forma, estarás actuando diferente, poco a poco. Y si vas cambiando tus pensamientos y tu forma de actuar, en poco tiempo habrá cambiado tu forma de sentir...
Me sigue gustando muchísimo la sencillez y claridad con que expones estos temas.
ResponderEliminarSolo una duda, es cambio de personalidad, o de comportamiento? Ante la vida, ante los problemas, las felicidades, etc.
Todo depende de la definición que le demos al concepto de "personalidad". A pesar de la dificultad de definir el término, muchos teóricos coinciden en considerar la personalidad como forma de pensar, actuar y sentir en nuestra relación con el mundo.
ResponderEliminarEl cambio de comportamiento puede ser un buen punto de partida, porque, aunque sea forzado, abre las puertas a nuevas formas de pensar, y, en último témino, a sentirse distinto. No podemos olvidar que el sentir no es voluntario, pero sí podemos decidir pensar y actuar de forma distinta. El cambio en el sentir ya vendrá solo...
Mónica, muchas felicidades por estos articulos tan logrados. Me encanta este último!
ResponderEliminarEn relación al comentario anterior y a la respuesta que das, me gustaría añadir un dato que me parece muy interesante : A menudo creemos que un cambio de conducta es tan solo "superficial", como si realmente no llegara a la raíz, a la personalidad, que seguiría inmodificable, como asentada en un sustrato físico que es el cerebro y su organización. Sin embargo, en los últimos años se ha demostrado que nuevas maneras de percibir la realidad producen realmente cambios en las conexiones y los circuitos neuronales, de modo que ese sustrato sobre el que se asienta la personalidad es tambien maleable de "fuera" hacia "dentro".
Es por tanto una prueba más de que cualquier cambio en nuestras conductas, suficientemente mantenido en el tiempo, produce cambios en nuestras formas de sentir y de pensar acerca de aquella realidad determinada y por tanto de nuestra manera de realacionarnos con ella, de nuestra personalidad.
Un abrazo muy grande para tí.
Rosa.
Cada pensamiento tiene su sello físico y químico en el cerebro. Cada experiencia que vivimos crea unas conexiones neuronales, y si, como dices, mantenemos en el tiempo el cambio de comportamiento, crearemos circuitos neuronales nuevos que sustituirán a los antiguos. Efectivamente, se trata de un cambio físico en nuestro cerebro. Gracias por tu explicación tan clara e ilustrativa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Rosa.
Buenos días Mónica,
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo y comparto, la idea que la forma de pensar, actuar y sentir está en conexión directa con nuestro grado de felicidad, y que hay que tener voluntad, querer, actitud a empezar a cambiar aquellos aspectos de nuestra personalidad no tan buenos, positivos; pero también considero, eso creo yo, que las ganas, la actitud, el querer, es fundamental pero no lo es todo; hay aspectos ajenos a uno mismo propios del día a día de la sociedad en la que estamos inmerso, que te obstaculizan, te dificultan esa intencionalidad al hecho final del cambio. Pero como digo, es mi opinión Mónica.
Como siempre, darte las gracias por invitarme a conocer tu trabajo, además de parecerme superinteresante, me ayuda, me aporta.
Un saludo
Migue, no es tan importante lo que nos ocurre, sino la actitud que tenemos ante lo que nos ocurre. No podemos pretender que nuestra vida sea siempre un camino de rosas, pues sería una ingenua ilusión; pero con una actitud positiva, es posible considerar los obstáculos como oportunidades de superación, ¿no te parece?
EliminarMuchas gracias por tu aportación.
Saludos.
Hola Monica
ResponderEliminarComo siempre un articulo interesantisimo
Destacar algo habitual en ti, la claridad con la que expones el articulo. Si que es verdad que toda la trayectoria de nuestra vida y de las personas con las que convivimos nos influyen muchisimo en nuestra forma de ser, de pensar y de actuar y que para cambiar o yo mas bien diria mejorar esos puntos aun por terminar de madurar no solo se necesita tener voluntad, querer, actitud a empezar para cambiar,sino q como dice migue tambien la sociedad optaculiza algunos de esos cambios, claro que aun asi, siempre con ayuda profesional o con propia voluntad si se tiene mucha, poco a poco se puede modificar esos puntos de nuestra personalidad que no nos llenan del todo.
Todo proceso de cambio significa un surgir, un hacerse, un devenir y esto sólo es imaginable en el tiempo.
Carl Menger
Un abrazo
Lo bueno es que aunque pensemos que hace falta "mucha fuerza de voluntad", a veces es suficiente con abrir la mente a probar, a actuar de otro modo, a experimentar pequeñitas cosas. De esta forma comprobaremos que es posible cambiar y ya el cambio estará iniciado, sólo hará falta ser constante y disfrutar del proceso.
EliminarGracias, Angeles.
Un abrazo.
Hola Mónica, me han parecido interesante tanto tu nueva aportación como los comentarios y me han hecho como siempre reflexionar. Esta vez me ha costado un poco más trabajo dejar mi comentario porque es un tema que no sé como expresar para que se me entienda, es un poco complicado, son muchas las ideas que se me van viniendo a la cabeza. Por propia experiencia, estoy de acuerdo con lo que dicen algunos estudios de que es posible cambiar, no importa la edad, pero no quiere decir que cambie totalmente la personalidad, si no un rasgo de ella que sabes que te hace daño y que debes cambiar para mejorar. Por ejemplo, si eres una persona sensible, lo seguirás siendo aunque cambies otro aspecto que te hace infeliz. Parece que todo lo motiva eso, el buscar la felicidad, todo lo resume muy bien la pregunta ¿Qué haría yo si fuera feliz?, pues cuando uno está feliz es como que tiene más ganas de hacer más cosas, se motiva. Cuando uno no está feliz, como que le cuesta más trabajo reaccionar y ahí es donde se requiere una gran fuerza de voluntad. Estoy de acuerdo en que hay cosas que por muy positivo o positiva que seas siempre te harán infeliz, por ejemplo, la muerte de un ser querido. Eso es lo que siempre más he temido, pero fíjate que solo pienso en eso cuando me encuentro mal o estoy baja de ánimo, sin embargo, cuando estoy feliz, parece que nada malo a mi alrededor va a pasar. Supongo que el consuelo ante la muerte de un ser querido es refugiarte en otros seres queridos, disfrutar de ellos y afrontarlo como algo que debe ocurrir. Por último sólo una pregunta, se supone que cuando uno cambia lo hace para bien, ¿no?. Un beso.
ResponderEliminarEn ocasiones las personas viven en sus vidas acontecimientos desgraciados que no afrontan adecuadamente y como consecuencia su personalidad puede cambiar hacia rasgos más negativos como la apatía, el pesimismo o la agresividad.
EliminarEn mi artículo propongo que los cambios sean en sentido contrario: hacia el crecimiento personal y la felicidad. Claro que, como tú dices, no me refiero a transformar toda nuestra forma de ser, sino aquellos rasgos que nos limitan disfrutar de nuestra existencia. Seguramente, si miramos en nuestro interior, muchos de nuestros rasgos serán positivos, y esos más vale seguir nutriéndolos y conservándolos.
Gracias, Mª Jesús.
Un abrazo.
Quisiera saber si la personalidad la cambiamos totalmente o la modificamos . Soy una eatudiante de psicologia .. . Bendiciones .. Monica
ResponderEliminarBuenas tardes, yo tengo problemas con mis compañeros de trabajo por exigir y cuestionar donde están metidos en horas de trabajo, siendo que se estar designados a áreas laborales no están allí y se van a otras, y debido a la manera en cómo hablo el resto de las personas del trabajo me han catalogado como conflictiva
ResponderEliminarYo pienso que una persona sin conocimiento no cambia, a veces se dicen insensateces por falta de conocimiento. Yo conozco muchas personas cercanas que por mucho que les expliques siguen teniendo sus ideas erradas por lo tanto soy un poco incrédulo en cuanto a lo que dicen los sicólogos.
ResponderEliminarDra Monica, me gustó mucho su articulo y lo he tomado para comenzar el proceso de cambio que deseo y necesito, pues de verdad no quiero que mi matrimonio fracase por mi culpa, pues mi esposo lleva tiempo diciendome lo que no le gusta de mí y siempre me ha dicho que cambie. De verdad que me he dormido en los laureles pensando que es muy difícil. mediante su exposición me he percatado que se puede lograr, sólo espero que no sea demasiado tarde. Gracias y éxitos
ResponderEliminarhola gracias por el articulo y yo pienso que si es posible cambiar yo lo estoy haciendo y me esta funcionando muy bien.
ResponderEliminarMuchas de las cosas que hice en el me pasado me parecen ahora francamente extrañas.Ya lo dijo Heráclito. (Luis M. Pousa)
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