"Las
palabras son como balas”, dice el filósofo Wittgenstein para
señalar el poder destructor de las palabras. Y quién no tiene grabada a fuego
aquella frase o palabra que un día impactó como una bala en su alma…
Quizá sin
tener conciencia de tal disparo, siendo niñ@ tu padre o tu madre te dijo alguna
vez “Ojalá fueras como tu hermano”, condenándote
para siempre a ser su sombra. Quizás te apasionaba la pintura, la danza o el
teatro y tu profesor un día amputó tu pasión con un “Mejor te dedicas a otra cosa”. Tal vez alguien a quien amaste de
verdad te dijo un día “Ya no te amo”,
golpeando tu autoestima y sembrando para
siempre la semilla del miedo al amor.
Cuanto más amamos o admiramos a las
personas, tanto más poder tienen sus palabras en nosotros. Igualmente, cuanto más “prestigio” tiene el emisor, más
poderoso es aquello que nos dice. Por esta razón tiene tanto poder el diagnóstico
emitido por un médico, psiquiatra o psicólogo a un paciente, especialmente
cuando éste teme profundamente por su salud. En ese momento, las palabras se
transforman en la hoja afilada de un bisturí que opera la frágil esperanza del
paciente… Y el profesional debería ser consciente de tan enorme
responsabilidad. En este sentido, en mi experiencia clínica, he conocido a
personas que, ya curadas de aquélla enfermedad diagnosticada, piden ayuda psicológica porque siguen traumatizadas y por el impacto del momento del
diagnóstico.
Y no perdamos
de vista que no sólo recibimos los mensajes, sino que también somos “emisores”. Que quizás fuimos
víctimas de palabras hirientes, pero también podemos ser verdugos. Y no sólo
para los demás, sino a veces, quizás en la mayoría de las ocasiones, cuando nos hablamos a nosotros mismos.
Numerosas investigaciones han demostrado el
poder de las palabras que nos
emitimos con nuestro pensamiento. De esta forma, si con frecuencia nos decimos mensajes
negativos como, por ejemplo, “Siempre me van mal las cosas”, “No soy bastante buen@”; nuestro cerebro
empieza a ejecutar la frase como una orden. Podemos evidenciar con distintas
señales en el organismo el efecto de
estos pensamientos negativos: boca seca o saliva espesa y blanca, palidez,
pupila dilatada, sudor frío, tensión muscular, taquicardia, nerviosismo y
disminución del estado inmunológico.
Sin embargo, cuando las palabras que nos emitimos a
nosotros mismos son positivas, como “He estado genial”, aun sin haber
estado brillantes, o “Confío en mí”, a pesar de los temores, los efectos son
muy distintos. Biológicamente, los pensamientos positivos se traducen en: boca
húmeda con saliva fluida, pupila contraída o acorde a la luz ambiental, piel
sonrosada y seca, ritmo cardíaco normal, relajación muscular, tranquilidad y
control, mejor coagulación y cicatrización de heridas y subida del estado
inmunológico. A su vez, este estado del organismo propicia una actitud mental
dirigida al bienestar y al logro, que nos orienta a actuar de forma abierta y
confiada, y va materializando una realidad positiva de prosperidad y dicha.
Y es así como “nuestros pensamientos,
van creando nuestra realidad”.
El
investigador Masaru Emoto, a través de curiosos experimentos, demostró el poder de las palabras; en
esta ocasión probó su efecto sobre las partículas de agua. Es impactante ver
los resultados que ciertas palabras como “Te odio” o “Te mataré” provocan en el
agua, en contraposición a palabras como “Gracias” o “Amor”. Esto es aún más
interesante considerando que el ser
humano se compone en ¡¡un 90% de agua!! Observa el siguiente vídeo (no olvides pausar el vídeo musical del blog):
¿CÓMO COMENZAR?
Algunas
personas estarán pensando en la dificultad de emitir pensamientos positivos,
sobre todo si la costumbre es de centrarnos en la autocrítica y en el
pesimismo. Y lo más curioso en este sentido es que no es necesario “creer o sentir firmemente lo que nos decimos para
obtener los efectos beneficiosos”, sino que el cerebro procesa y envía las
órdenes igualmente. Eso sí, es necesario un entrenamiento y una repetición en
Afirmaciones Positivas, y de esta forma, poco a poco, el cerebro irá
modificando automáticamente sus programaciones, sus conexiones y así, como un efecto dominó irá cambiando nuestra
forma de sentirnos, nuestra manera de actuar y, finalmente, la realidad de
nuestra vida.
¿Te decides a probar?
Te sugiero que elabores por
escrito un listado de afirmaciones positivas. Puedes colocar este listado a la
vista, en tu habitación, o en cualquier otro lugar. Puedes también hacer copias
y llevarlo contigo, a modo de amuleto, y leerlo cuando lo necesites o te
apetezca. Es aconsejable repetir esta especie de “Oración positiva a uno mismo”
varias veces al día, cuanto más lo hagas, más rápido notarás los efectos.
Te doy algunas ideas de
Afirmaciones:
“Me
merezco todo lo bueno de la vida.”
“Soy
una persona maravillosa, me acepto y me amo como soy”
“Hoy
es una oportunidad para crecer y aprender”
“Acepto
las dificultades del día a día, porque soy capaz de superarlas”
“Me
libero de cargas del pasado y me siento ligero en el presente”
“Confío
en mi mente y en mi sabiduría interior”
“Escucho
con amor el lenguaje de mi cuerpo”
“Tengo
el poder de sanar mis dolencias”
“Mi
vida fluye con ligereza y armonía”
“Enriquezco
a quienes me rodean y aprendo y me nutro de ellos”
“Recibo
todo lo bueno, porque así lo merezco”
“Agradezco
con amor a la vida todo lo que recibo”
“Todo
está bien en mi mundo”
simplemente... GENIAL!!! aunque ya sabía de los efectos que tienen las palabras, hoy me hacía falta que alguien me lo recordase... gracias Mónica!!!
ResponderEliminarGracias a ti, Juana Mari!
EliminarNo dejes de recordarte todo lo bueno que hay en ti, que es mucho!
Un abrazo.
hola monica.me ha encantado este articulo,bueno este y todos,porque en todos ellos hay una gran verdad .no me voy a entretener mucho, tu conoces muy bien mi caso y te puedo asegurar que en cada articulo que publicas, ami personalmente me ayuda bastante .gracias monica,por publicar todas estas verdades, un abrazo.
ResponderEliminarMiguel, muchas gracias a ti. Por ser un ejemplo de amor y superación, y darme la oportunidad de ser testigo de tu crecimiento.
EliminarUn abrazo!
Me ha parecido muy interesante todo lo que he leido en éste artículo tuyo "EL PODER DE LAS PALÁBRAS ", así .que ya lo he escrito en un papel lo que aconsejas de llevar, todo lo positivo que piensa uno que está en sí mismo..
ResponderEliminarVoy a llevar mis afirmaciones en un bolsillo para ver que tal me sientan.
¡¡¡Ya te diré Mónica !!!
Estupendo, Lolo!!
EliminarGracias por tu positividad y por compartir tu compromiso fiel contigo mismo. Contagias tu alegría.
Un abrazo!
Enhorabuena de nuevo por tu publicación! He reflexionado sobre el tema y es cierto que nos afectan aquellas palabras de las personas que queremos o admiramos,pero por desgracia nos afecta creo,aún más,aquellas que provienen de nuestros 'enemigos' o de aquellos que ''mal te quieren'',esas son las que perduran a nuestro pesar, más en el tiempo,quizá por no entender el porqué a veces nos hacen daño de manera injustificada y premeditada..
ResponderEliminarHola, Sara!
EliminarNo olvides que "Nadie puede hacerte daño si tú no se lo permites"...
Gracias por tu aportación. Un abrazo.
Hola Mónica. esas afirmaciones que sugieres las recomienda también Louis L. Hay que, como tú comentas, considera que los pensamientos tienen un impacto real en la vida en forma de resultados. Se supone que escogiendo pensamientos dichosos otorgas a tu vida la condición de dichosa también. Escoger los "mantras" que puedan ser útiles para uno creo que tiene doble efecto: primero, ayuda a detener el flujo de pensamiento en dirección negativa; segundo, cuando te concentras en el contenido del mantra y lo empiezas a hacer tuyo creo que puede disminuir esa necesidad de control sobre todo lo que ocurre alrededor, el entender que las cosas tienen un ritmo propio y que a veces no tenemos que monitorizar todo lo que sucede alrededor.
ResponderEliminarSin duda Louis L. Hay es una de las personas que, de forma admirable, dedica su vida a la investigación y demostración del poder del pensamiento para cambiar nuestra vida y sanar enfermedades. Su vida y obra son profundas inspiraciones hacia Felicidad.
EliminarMuchas gracias por compartir tu sabiduría en estas palabras, nos aclara y enriquece.
Un abrazo.
Me ayudas mucho Mónica, con tan solo oir o leer tus pálabras hacen surgir muchas cosas buenas en mí, hoy ha sido un buén día y más aún noche, poco a poco he estado con al menos veinte personas o más, chicos y chicas, me he sentido muy bién.
ResponderEliminarMe he acordado de tí, por eso he cogido una dirección al llegar a casa porque necesitan buenas psicólogas, había 7 puestos de trabajo qué se ofrecen y cómo creo que por desgracia en junio nos ibas a dejar, ojalá me equivoque y no nos dejes, pero, si eso pasase,¿ con quién mejor profesional qué tú iban a dar ?
Los del Centro Psicólogico Añoreta
elenaañoreta@hotmail.com
MÁLAGA
Espero no meter la pata , dejándome llevar de ésta manera, me gustaría saberme expresar mejor, lo siento, así qué respeto todo lo qué tú piensas , sobre mi comentario, seguro qué lo qué me digas me hará aprender un poquito más.
Un abrazo
Lolo, eres entrañable, y así lo muestras en este comentario. Gracias de corazón por tus palabras y por tu generosidad conmigo. No debes temer nada al expresarte, sólo ser tú mismo, porque eres maravilloso.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola Monica, este artículo es una maravilla, me gustaria que mi hija (adolescente) lo leyera, ¿crees que seria bueno para ella?, si yo lo hubiera leido a su edad habria entendido las cosas de otra manera. Gracias por tu dedicacion.
ResponderEliminarQue seas feliz. Un abrazo.
Maria.
Hola, María.
EliminarEn muchos casos los adolescentes, por desgracia, y por distintos motivos, se castigan duramente a sí mismos con pensamientos negativos que les provocan un gran sufrimiento.
Pienso que este artículo puede ser adecuado para cualquier persona, también adolescentes, ya que el "poder de las palabras" está presente en todas las edades.
Gracias por tu comentario, María. Un abrazo.
Como siempre Mónica, me ha encantado, ¡Ojalà hubiera leído y aprendido todo ésto antes! Me hubiera ahorrado muchas decepciones y sufrimientos. Pero gracias a lo que he ido aprendiendo contigo, hoy te puedo decir que las palabras negativas y sobrte todo los pensamientos negativos ya me afectan poco. Me atrevo a decir que casi ni necesito hacer un listado, y que cuando me viene un pensamiento negativo, inmediatamente lo cambio por uno positivo, aunque por supuesto nunca está de más hacer un listado, para mejorar aún más y para que nunca lo olvidemos. Yo siempre he tenido poca confianza en mí mísma (ya confío más), pero le estoy inculcando a mi hijo con 6 años recien cumplidos para que confíe más en él mísmo a la hora de hacer las tareas del cole, y es espectacular el cambio que ha ido dando. Como bien dices, mis palabras positivas hacia él lo han hecho más confiado y con ganas de aprender más sin necesidad ya de que yo esté tan encima de él. Antes su frase favorita era "no sé" "no me atrevo", incluso yo notaba que cuando no sabía algo, le creaba ansiedad, pero yo lo he ayudado con mis palabras a no tener miedo a equivocarse y a siempre intentarlo, y él como una esponja, repite las palabras positivas que yo le he enseñado. No es por echarme flores, pero incluso la maestra me ha felicitado por lo que he logrado con él. ¡Ojalá étso me lo hubiera aplicado a mí mísma antes! Siempre me enrollo, pero es que siempre tengo alguna experiencia relacionada con tu artículo....Un abrazo
ResponderEliminar...Y tus experiencias, compartidas en este espacio, nos inspiran a seguir creciendo... Gracias, Mª Jesús.
EliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBonitas y Sabias palabras sanadoras, gracias por compartirlas
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