¿Alguna vez te ha ocurrido que
aquello a lo que prestas atención parece multiplicarse en tu entorno? Por
ejemplo, si tienes intención de comprarte un coche todo terreno gris, ahora ves
numerosos coches idénticos por todas partes; o si alguna vez te rompiste por
desgracia algún hueso y tuviste que escayolarte, desde ese momento ves a gente
con escayolas adonde quiera que vayas. O quizás estuviste recordando a ese
viejo amigo que hace tanto tiempo que no ves y de repente te llama por
teléfono, o alguien te lo nombra. Parece que “donde pones tu atención, pones tu
energía”.
Este fenómeno es denominado por
la ciencia como el “EFECTO DEL OBSERVADOR”. Los científicos descubrieron con
sorpresa en diversos experimentos que la
materia se comporta de manera diferente cuando es observada por un observador.
Esto significa que cuando observamos o prestamos atención en algo, directamente
influimos en ello. Estos experimentos empezaron realizándose con moléculas simples de materia, observando átomos, electrones, y cómo estas partículas llamativamente cambiaban su comportamiento cuando eran observadas por una persona. Pero la ciencia ha llevado sus investigaciones un paso más allá y ha comprobado que nuestra atención influye poderosamente en la realidad que vivimos.

Las personas dicen con frecuencia que en sus
vidas tienen días buenos y días malos. Que hay días en que se levantan y
sienten una sensación de tristeza, de agobio; y entonces siguiendo su rutina diaria se dirigen a la cocina a preparar su café y mientras tanto caen en la
cuenta de que: “Uff, tengo que hacer la compra, falta leche, queda poco azúcar...” “Vaya, se
ha parado el reloj… ¿Por qué demonios nunca me acuerdo de tener pilas de
reserva?” “Se me hace tarde para llegar al trabajo… siempre igual, tendría que levantarme
antes, soy estúpido” “Y ahora ¡a aguantar las idioteces de mi jefe!”. Y así
empieza el día… con pensamientos pobres y negativos. Y esos son los días en los
que llegas al coche y… “Vaya por dios, una multa por pasarme de la hora de
estacionamiento…¿Me puede pasar algo más esta mañana?”
Y luego están esos otros días
“buenos”, en los que te levantas, abres
la persiana de tu habitación y miras esos primeros rayos de sol deleitándote
del nuevo día. Y entonces te diriges a la ducha, cierras los ojos y sientes el placer del agua
calentita en tu piel. Vas al armario para vestirte y piensas en qué
afortunado te sientes porque hay varias prendas que te apetece ponerte hoy. Porque quieres verte bien, te apetece sentirte favorecido/a. “¡Porque hoy será un gran día!”
¿Y qué hay de diferente entre
esos días buenos y los días malos? ¿Acaso son tus circunstancias las que
cambian? ¿O más bien es que cambia tu mente? Esos días buenos son aquellos
en los que decides enfocar tu atención en aquello que tienes, no en lo que
te falta, y prefieres pensar en aquello
por lo que te sientes una persona afortunada y exitosa, no miserable. ¿Y
qué ocurre en esos días? Tal vez la vida te sorprenda, y en tu trabajo te den
felicitaciones por tu último proyecto, o quizás recibes un mensaje de
invitación de aquella persona que tanto te interesa, o tal vez un regalo que
anhelabas… Esos días atiendes a tu
abundancia y a tu éxito, y es abundancia y éxito lo que obtienes.
Tu atención, tu intención y tu
actitud esos días se abren y están dispuestos a recibir lo bueno, y no es
extraño que lo bueno te alcance. O al menos eso nos dicen las investigaciones
sobre el comportamiento humano y sobre física cuántica.
¿TE DECIDES?
Tal vez estés pensando que todo
esto no es fácil, o que ya lo has intentado, pero sólo eres capaz de mantenerlo
por poco tiempo y luego vuelve a ser todo igual. Y te digo que llevas toda la
razón, porque cuando decides centrar tu atención en lo positivo, para que tu
vida se dirija a la abundancia y a la felicidad, esto es muy diferente a lo que
estás acostumbrado. Y el ser humano es
un ser vivo fuertemente arraigado a sus costumbres, y cambiar nuestras
costumbres requiere un tiempo para crear hábitos nuevos y desplazar los
antiguos.
Por otra parte, también vivimos
en un entorno en el que se habla de crisis, de pobreza, de miedos. Los medios de
comunicación solo muestran las malas noticias y no los éxitos que muchas
personas consiguen y las buenas obras que se hacen en el mundo, que te aseguro
que ¡son muchas!

Recordemos a personas como Nelson
Mandela, Martin Luther King o María Teresa de Calcuta entres otros muchos
líderes conocidos y anónimos que han cambiado y siguen cambiando el mundo. Estas
personas no lo han tenido nada fácil en su lucha contra grandes lacras como la guerra, la pobreza o el racismo. Y en su camino han tenido que enfrentarse a duros retos, a la oposición de masas que los tomaban por locos, incluso a castigos que pagaban con sus vidas. Pero el poder de sus almas era más grande que todo eso, ellos nunca se rindieron de poner toda su energía en aquello que querían conseguir. Y lo consiguieron. Hoy en día tenemos un mundo un poquito más amable gracias a su grandiosa labor. Y estas personas, que son exactamente como tú y como yo, nos pueden inspirar y recordar cuánto poder existe en cada uno de nosotros.
Y tú…¿Serás suficientemente
fuerte para trascender tu entorno y tus costumbres y empezar a utilizar tu
poder creador?
Amigo, amiga, solo tú puedes decidir qué vida
quieres crear para ti.