Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

domingo, 23 de noviembre de 2014

AUTOESTIMA PARA LA MUJER: MEDITACIÓN "MUJER VALIOSA"

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        DEDICADO A TODAS LAS MUJERES...                                              
                                                                         ...POR SER TAN VALIOSAS...

     Gracias al afortunado trabajo con personas que me brinda mi profesión, desde hace ya un puñadito de años, he tenido la suerte de acompañar a muchas mujeres en caminos muy duros de sus vidas. Por supuesto, también he acompañado a muchos hombres, todos encantadores, porque su esencia también lo es. Pero quiero dedicar este artículo especialmente a ellas, a todas las mujeres del mundo. Quizás siento este deseo a homenajearlas porque soy mujer y con ellas me identifico completamente.  

     <<El valor de una mujer es incalculable. Es tan grande que sería absurdo cuantificarlo. Su poder y su fuerza son tan enormes, que no se pueden medir. Su belleza es tan grandiosa, que no se puede comparar. Su alma es tan amorosa, tan mágica, que toda mujer debería deleitarse con ella. Sin embargo, a veces las mujeres olvidan quiénes son realmente. Olvidan su incalculable valor, y se sienten pequeñitas. Se desconectan de su alma poderosa, y se vuelven infelices. A veces esto ocurre porque no han aprendido a amarse a sí mismas. Tal vez porque se hayan creído mentiras como que no son suficientemente buenas o bellas. Entonces, empiezan a creer que no son dignas de amor ni de felicidad. Y soportan vidas de sufrimiento, de servidumbre. Quizás se humillan a sí mismas, mendigando amor a alguien que las desprecia. O tal vez caminan por la vida cabizbajas, inseguras, sintiéndose menos que cualquiera.  
   Este trabajo va dedicado a todas las mujeres, a quienes amo profundamente, como también me amo a mí. A todas las que admiran su valor, su poder, para que sigan disfrutando de ellas mismas. Y, especialmente, a aquellas que se sienten perdidas, desoladas, para que descubran el tesoro que alberga en su alma, y ya nunca, jamás, se sientan pobres o incapaces.>>

AUDIO MEDITACIÓN "MUJER VALIOSA" 

        A continuación podrás descargarte el audio-meditación "MUJER VALIOSA". El objetivo de esta técnica es recordarte que eres una “mujer valiosa”, esa es tu naturaleza real. A veces, las mujeres lo olvidamos, por experiencias o creencias erróneas que distorsionan nuestra esencia verdadera, y el objetivo de esta técnica es redescubrir ese valor, tu enorme valor y amarte por ser como eres, así de maravillosa, así de valiosa.


Para ello, sólo tienes que disponerte a estar receptiva ante los mensajes de este audio. Es aconsejable situarte en un lugar cómodo y tranquilo, evitando que nada ni nadie te interrumpa. Mientras escuchas el audio-meditación, tu cerebro va a recibir esos mensajes y va a elaborar imágenes de ti misma en distintas escenas de la vida. Esas imágenes y pensamientos que van a surgir en tu mente, van a activar esas memorias en tu cerebro, memorias de quién eres realmente: una “mujer valiosa”. En algunos momentos del audio, voy a pedirte que repitas algunas afirmaciones en voz alta. El motivo es porque a través de la voz, el efecto de la afirmación se multiplica poderosamente en tu interior.


Te aconsejo que repitas esta técnica diariamente, especialmente, si has olvidado que eres una mujer valiosa, y te has dejado de amar por ello. Quizás los primeros días te cueste más concentrarte en la meditación, sobre todo si no estás acostumbrada a meditar. Una vez adquieras el hábito, esta técnica se convertirá en un hermoso espacio íntimo para recordarte tu valor y amarte a ti misma.


Descargar técnica audio-meditación "Mujer Valiosa":

http://www.monicaferrera.es/descargas/mujer_valiosa.mp3 


martes, 30 de septiembre de 2014

¿PERDONAR UNA INFIDELIDAD?


Es obvio que una infidelidad golpea fuertemente uno de los pilares que debe sustentar la pareja: la confianza. Y como todos sabemos, la confianza requiere de mucho para construirse, pero de poco para destruirse.

Por otra parte, en cuanto a la definición de “infidelidad”, cada quién puede tener la suya propia. Hay quienes consideran que el simple deseo o atracción por un tercero ya es infidelidad. Otros estiman que la traición requiere de un contacto físico (desde un beso en los labios hasta consumar el acto sexual). Para otros, es necesario que haya un sentimiento mutuo, más allá de lo físico, o incluso, un cierto compromiso.



                        EL GRADO DE LA “TRAICIÓN”


Ya hemos comentado que la definición de infidelidad es algo sujeto a la interpretación de cada uno. Sin embargo, podemos diferenciar algunos criterios generales para delimitar la “profundidad de la herida” o grado de la traición:


·          Voluntariedad. Está claro que nadie hace nada que no quiera hacer, pero no es lo mismo salir a buscar voluntariamente una relación fuera de la pareja, que ir sintiendo algo por alguien cercano, como por ejemplo un compañero/a de trabajo. A menudo esto se vive como algo que “no se pudo evitar”.
·          Duración y momento. La duración de la relación infiel es un criterio que claramente influye en el grado de traición experimentado. En cuanto al momento, la herida será más leve si la infidelidad se produce al comienzo de una relación y más profunda si se trata de una relación duradera en la que el tiempo ha consolidado el compromiso y el proyecto conjunto.
·        El número de personas. En ocasiones la infidelidad se produce con diferentes personas, con quienes no se establece un vínculo sentimental sino puramente sexual. En este sentido, es muy variable el efecto de dolor que ejerce la infidelidad.

                                      ARREPENTIRSE
Hay personas que viven la relación infiel con cierta tranquilidad, sin remordimientos o requiebros de conciencia. Otras, sin embargo, la viven con sufrimiento y se arrepienten de haberse dejado hechizar por un amor “prohibido”.

El arrepentimiento, cuando se da,  puede tener lugar en diferentes momentos. A veces, cuando la infidelidad se descubre por sorpresa, de repente acechan miedos de perder a la “pareja oficial”. Otras veces el arrepentimiento se experimenta desde el principio, establecido como una especie de conflicto interior, una lucha entre los principios éticos de la persona y lo que inevitablemente siente, ese amor descrito como involuntario, pero pasional e inevitable.

Sin duda, un punto que facilitará el perdón es “la confesión” por parte del miembro infiel antes de que la relación paralela se descubra por sorpresa.


                                           ¿PERDONAR?


Cuando la infidelidad se descubre, la pareja destapa la realidad quebrada de sus cimientos. La confianza se desploma, las identidades se desdibujan (a menudo surge la afirmación hacia la persona infiel “no sé quien eres”), la autoestima de la persona traicionada se agrieta, sintiéndose de repente inferior, desorientada, en shock… Entonces quizás se plantea la pregunta de continuar o no en la relación.

Y tanto si la pareja continúa como si no, se traza la cuestión:

¿Es posible perdonar una infidelidad?

Si nos planteamos si perdonar o no a la persona infiel, debemos detenernos en algo… Realmente, ¿quiénes somos nosotros para perdonar a otros?  
“Yo, grande, leal y auténtico te perdono a ti, pequeño, pecador y falso…”  
¿Acaso somos el gran Dios para juzgar y perdonar a otros?



El perdón es más bien un proceso intrapsíquico, es decir, con nosotros mismos. Perdonar la infidelidad significa aceptar en nuestro interior lo ocurrido y decidir andar el camino para transformar el dolor y la rabia en aprendizaje, paz y crecimiento. Perdonar es más bien liberarnos a nosotros mismos de las cadenas del odio y el rencor. Por supuesto es un proceso, y requiere tiempo y esfuerzo. Y esta elección puede tomarse tanto si la pareja continúa como si no.


          LA RELACIÓN DESPUÉS DE LA INFIDELIDAD


   En ocasiones el miembro infiel suplica a su pareja una nueva oportunidad. Y la persona “traicionada” debe decidir. En este punto, quiero resaltar dos aspectos importantes:


·              Cada persona ha de establecer su nivel de exigencia en el amor. Hay personas que necesitan muy poco para conformarse: he llegado a atender en mi consulta a personas que estaban dispuestas a aceptar que su pareja mantuviera la infidelidad, con tal de no romper la relación, por miedo a la soledad. Otras personas, sin embargo, exigen una fidelidad impecable, y descartarían inmediatamente retomar la relación después de cualquier traición.

·              Decidir en base al amor y no al miedo. Existen dos fuerzas emocionales opuestas que pueden funcionar como motor en nuestras vidas: el amor o el miedo. En el tema que nos ocupa, decidir en base al miedo sería dar una oportunidad a la pareja sobre todo por evitar el dolor de la ruptura. La persona se puede ver desbordada, débil, incapaz de replantearse su vida al romper la pareja y, por miedo, decide volver. A menudo el sufrimiento de esta elección es mucho mayor de lo esperado. Decidir en base al amor significa analizar y valorar con sensatez si la pareja podría funcionar después del bache emocional de la infidelidad. He conocido parejas que, tras superar una crisis por infidelidad en la que llegaron a rozar la separación definitiva, han aprendido a valorar mucho más a su compañero/a, y el amor ha resurgido con mucha más fuerza, como el ave fénix que renace de las cenizas…  
 

domingo, 13 de julio de 2014

SUPERAR UNA RUPTURA


     En un artículo anterior abordé cómo afrontar el final de una relación y cómo ponerse en marcha para tratar las heridas que una ruptura de pareja deja en el alma.( "Olvidar un amor": http://psicologiadevidapormonicaferrera.blogspot.com.es/2012/10/olvidar-un-amor.html)

     Sin embargo, superar una ruptura, sentir que las heridas ya han cicatrizado y que puedes mirar al futuro sin ataduras de dolor, nostalgia o resentimiento hacia tu ex, no siempre se consigue. A veces pasan años o incluso décadas, y las personas quedan ancladas en su antigua relación rota, sin poder avanzar en sus vidas ni en el amor.

   En este sentido puedo asegurar que, por muy dura que haya sido una relación o por muy traumática que haya sido la ruptura, superar el duelo es una elección. Es responsabilidad de la persona convertirse en víctima por largos años o, por el contrario,  pasar el duelo y salir fortalecida.



                                   QUE NADA SE QUEDE DENTRO

         Si te quedaron cosas por decir en la relación que te queman por dentro, todo eso ha de ser expresado. Si no es adecuado decirlo a la persona porque se puedan empeorar las cosas, puedes escribirlo en cartas dirigidas a ella, aunque no serán entregadas. Este ejercicio sirve para que ningún veneno de rabia o rencor se pueda enquistar en nuestro interior. No olvidemos que aquello que odias o rechazas se vincula con más fuerza a ti a través de toda la atención y el poder que le otorgas en tu vida.


                RESPETA A TU EXPAREJA, TAMBIÉN ANTE LOS DEMÁS

       Una parte de nosotros es la imagen que proyectamos hacia los demás. Si criticas a la persona que antes era tu pareja, estás criticando a una parte de ti, de tu historia, de tu pasado. Y lo peor es que de esta forma lo haces presente constantemente en tu vida. 
      Cuando decidimos amar a una pareja, va implícito arriesgarnos al desamor y al sufrimiento. Respetar tu pasado y las personas que elegiste como pareja, es respetarte a ti, a tu historia, a pesar de que estas personas te hicieran daño. 

       QUITAR EL ANCLA: LA ACEPTACIÓN

     
El verdadero reto para todos es aprender a aceptar lo imperfecto de la vida, de nosotros mismos y de los demás. Aceptar esta imperfección, aquello que nos haya ocurrido y volvernos compasivos con nosotros mismos y con los demás nos hará más libres. Aprender a amar lo imperfecto de la vida, del pasado, incluso aquello que nos hizo sufrir, nos da un enorme poder. Nos libera del ancla del resentimiento y convierte los errores cometidos en sabiduría al servicio de una vida más feliz.


       EL ÚLTIMO PASO: LA GRATITUD

      Poder mirar a la antigua relación y valorar todo lo que nos aportó y lo que nos hizo aprender, transforma todo sufrimiento en gratitud. Es como ser alquimistas del alma, transformando el pesado plomo en oro. Cultivar el agradecimiento mitiga todo victimismo y resentimiento, y cierra la ruptura con un broche de sabiduría y fortaleza. La gratitud permite mirar al pasado llenos de paz, poder valorar el amor recibido y poder archivarlo como una relación significativa en nuestra vida, gracias a la cual aprendimos y crecimos. La gratitud permite dejar libre al otro, desearle lo mejor y también así nos liberamos y deseamos lo mejor para nosotros.

Poder mirar atrás con agradecimiento es dar coherencia y sentido a nuestra vida. Es ver lo vivido como un paso necesario para llegar al momento presente. Y entonces el momento presente se vuelve mágico, cargado de vida y emoción. El corazón rebosa amor hacia uno mismo, hacia la vida y hacia todo lo que esté por llegar...




miércoles, 11 de junio de 2014

LA "RUTINA" DUERME TU MENTE, ESTANCA TU VIDA


        Hagamos un experimento de memoria. Te propongo intentar recordar qué cenaste el pasado miércoles. ¿Y el jueves? Y ¿podrías recordar qué ropa llevabas el miércoles? ¿y el jueves?

Te cuesta mucho recordarlo, ¿verdad? Veamos por qué:

Tal vez el pasado miércoles y jueves fueron días rutinarios en tu vida. Desde que te levantaste, puede que a la misma hora de siempre, hasta que te acostaste, hiciste más o menos lo mismo que el resto de días de la semana.

Esta rutina hace que tu mente se duerma, y es por ello que quizás te cueste muchísimo recordar aspectos rutinarios como qué cenaste o qué ropa llevabas. Porque tu mente está en un nivel muy bajo de estimulación.


       Sigamos con otro experimento de memoria: ¿recuerdas cuál fue tu último viaje? Quizás ese fin de semana en Córdoba. Y puedes recordar aquel desayuno en una terraza al sol y después el paseo por las estrechas calles del barrio de la judería. Recuerdas perfectamente dónde paraste a almorzar aquél rico flamenquín cordobés. Luego la visita a la Mezquita, donde recuerdas que pasaste frío porque sólo llevabas esa fina camisa blanca… Y así puedes recordar con gran lujo de detalles casi cada momento. ¿Por qué? ¡Porque tu mente estaba despierta! ¡Tu mente estaba plenamente viva!


UNA VIDA ORGANIZADA, PERO NO MONÓTONA


        No podemos negar que los seres humanos necesitamos una vida más o menos organizada en cuanto a horarios de comida, de descanso, etc. Pero no una vida monó-tona (“un tono”). ¿Te imaginas una canción con un solo tono? Sin subidas, sin bajadas, sin emoción… llegaría un momento en el que ya ni podrías escucharla, sería tediosa, aburrida, insoportable…

Eso mismo le ocurre a nuestra vida cuando no creamos nuevos retos, cambios, nuevas emociones, nuevos proyectos. La mente se duerme, se inactiva, y hasta se deprime.


ACTUAMOS COMO “EL AGUA”

          El tao nos muestra un hermoso ejemplo de cómo la rutina nos estanca y nos corrompe:


“...el agua es yin porque se adapta a cualquier forma y no juzga. El agua actúa como deberíamos hacer las personas. Cuando el agua está estancada, se adapta a la forma de su contenedor y, si se abre una salida, el agua fluirá por ella en constante búsqueda de nuevos horizontes. Si el estancamiento es permanente y nos negamos a tomar las salidas que se nos ofrecen, nos corromperemos como las aguas estancadas..."

Lou Marinoff

EMPIEZA A DESPERTAR TU MENTE: FLUYE COMO EL AGUA


        Cada día, puedes crear oportunidades para fluir y no estancarte en la rutina. Crea pequeños cambios y tendrás una mente despierta, viva. Sal de tu zona de confort, es suficiente con pequeñas cosas: toma un camino diferente al de todos los días para ir al trabajo, innova tu forma de vestir, de peinarte, prueba nuevas recetas de comidas, interésate por conocer a nuevas gentes, nuevos lugares. Aprende nuevos conocimientos, nuevas prácticas que no hayas probado: tal vez el baile, la música, la pintura. Tienes cinco maravillosos sentidos para deleitarte con nuevos paisajes, olores, sonidos, sabores, texturas… Tienes un alma que anhela emocionarse, ¡vivir, intensamente, y no a medias! Permanece abierto a nuevos horizontes…y...¡fluye! 
Mónica Ferrera, psicóloga.
http://www.monicaferrera.es/ 

domingo, 1 de junio de 2014

PERSONAS QUE "RESTAN"


         Quizás te haya ocurrido que después de estar con alguien durante un rato te notas especialmente triste, irritable, agotado, como si te hubieras quedado sin batería… Y piensas… "Si me encontraba tan bien hace un rato, ¿cómo es posible que ahora me sienta tan mal?" Una posible explicación es que esa persona con quien compartiste tu tiempo te haya “restado energía”.



        Recordemos que “donde pones tu atención pones tu energía”, por lo tanto, aquellas personas que buscan de forma constante captar tu atención, pero después no devuelven la suya, están quedándose con tu energía. Hay varias formas de captar la energía de otros. Vamos a explicar tres maneras: 



  1. El victimismo.
Se trata de aquellas personas que se sienten víctimas de sus vidas y constantemente necesitan ser escuchados. Buscan personas que donen oídos y atiendan a sus historias dolientes, a su continua queja y mala suerte. Los escuchadores terminan agotados, sin energía, porque aunque intenten dar algún consejo, estas víctimas no escuchan y generalmente, jamás lo llevan a cabo.
  


  1. La agresividad.
Son las personas que absorben energía de otras a través de la agresividad, generando temor, rabia o desánimo en sus presas.
Por ejemplo, aquellas personas que de repente te atacan con una crítica destructiva, o te culpan de que algo no haya salido bien. O incluso, sin necesidad de hablar, muestran gestos agresivos, como mirarte fijamente de forma intimidante. Son también aquellas personas que te hacen ver el lado negativo de las cosas. Así, si le comentas algo como “Voy a estudiar una oposición”, pueden responder “uff,  eso es perder el tiempo, está muy complicado aprobar”; absorbiendo tu energía y creando desánimo.  


  1. La ambigüedad.
  Se trata de aquellas personas que dan informaciones a medias, o de forma muy ambigua. Es difícil diferenciar cuándo hablan en serio o cuándo bromean. Generalmente a veces son distantes y otras veces cercanos, envolviéndose siempre en un halo de misterio. Generan desconcierto en los demás y es así como absorben la energía. Los demás invierten después su atención intentando pensar y descifrar “Qué querría decir con esto o aquello…”   



        Algunos expertos llaman a estas personas “vampiros energéticos”, por el hecho de succionar la energía de otros. También algunos, a mi parecer dando un tono de humor sarcástico, les llaman “agujeros negros”. Yo prefiero no designar en sí a la “persona” sino más bien a la “actitud” . Y es que si lo pensamos, todos en algún momento hemos caído en alguna de estas formas de “vampirismo energético”.


           CÓMO AFRONTARLO: "COMPASIÓN, PERO NO COLABORACIÓN"


        Generalmente las personas que intentan robar tu energía no lo hacen de forma consciente y premeditada. Su queja o su agresividad no es más que una muestra de su infelicidad. Por tanto, puedes mirarlos desde la compasión: ya tienen su propio castigo. Además, el sentimiento de compasión eleva tu energía, pero el sentimiento de hostilidad la agota.



       Sin embargo, tampoco podemos colaborar en su vampirismo. “Nadie quiere estar solo en el infierno”, pero acompañarlo no es salvarlo. Si alguien se está hundiendo en arenas movedizas es mejor no acercarte demasiado o también te hundirás. Puedes lanzarle una cuerda, y él o ella podrá elegir si agarrarla o no. Porque tampoco olvidemos que no podemos ayudar a quien no quiere ser ayudado...  

Mónica Ferrera, psicóloga. www.monicaferrera.es

miércoles, 23 de abril de 2014

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL CAMBIAR?


Tal vez te hayas propuesto algún cambio en tu vida y, a pesar de varios intentos, no lo has conseguido. Quizás te propusiste romper con esa pareja tormentosa, dejar de fumar o ponerte en buena forma física. Sin embargo, tal vez lo hayas intentado con todas tus fuerzas, pero al poco tiempo… vuelves a retomar esa relación, vuelves a ser dominado por el cigarrillo o regresas a la vida sedentaria y a los kilos de más. Y todo ello con una sensación de… “No soy capaz”.

¿Por qué es tan difícil cambiar? 



LA FALSA EXCUSA: “ES QUE YO SOY ASÍ”.


Tras varios intentos de cambio, es muy socorrido decir: “es que yo soy así, es mi "forma de ser”. Como si tal forma de ser fuera algo que nos viene dado y no podemos cambiar, tal como el color de los ojos o nuestra estatura. 
He oído cientos de veces frases como: “Es que siempre he sido muy negativo/a”, “Soy muy débil”, “Tengo poca fuerza de voluntad”. Y por tanto, estas personas tienen la excusa perfecta para no intentarlo.

La ciencia ya ha demostrado la enorme plasticidad del ser humano. Esto significa su capacidad de cambiar. Me gusta explicar el concepto de plasticidad comparándolo con la plastilina. Imagina que moldeas un trozo de plastilina hasta crear una figura terminada. Ahora piensa que esa figura permanece sin tocarse durante años: la plastilina se habrá endurecido, se parecerá al barro seco, pero sigue siendo plastilina, es cuestión de darle el calor de tus manos y con esfuerzo podrás volver a ablandarla y moldear una nueva figura. 
La forma de ser, o personalidad es exactamente así. Realmente, la hemos ido moldeando creando pequeños hábitos diarios. Así, en nuestro día a día, acostumbramos a levantarnos más o menos a una misma hora, desayunar las mismas cosas, con nuestra taza favorita, ir al trabajo exactamente por el mismo camino, saludar a los compañeros exactamente con el mismo tono, con las mismas palabras, … cuando nos vemos ante personas nuevas reaccionamos de una forma parecida, algunas personas de forma más abierta, otras de forma más reservada… y así hasta construir una serie de hábitos que repetimos y que se nos hacen tan familiares que nos identifican. Y entonces la persona dice: “Yo soy así”. Por tanto, si una persona en varias ocasiones ha llegado a un nuevo grupo y ha permanecido callada todo el tiempo, dirá “Yo soy tímida”, la excusa perfecta para mantenerse en silencio cuando llegue una nueva ocasión similar.



LAS PRISIONES DEL HÁBITO


Como dijo el escritor Charles C. Noble: “Primero hacemos nuestros hábitos y luego nuestros hábitos nos hacen a nosotros”. 

 Y somos tan buenos creando hábitos, que nuestro cuerpo aprende estas costumbres y funciona solo, como si el cuerpo se convirtiera en la mente. Esto se llama "programa cuerpo-mente". Me explico:


Cada célula de nuestro cuerpo tiene inteligencia y memoria. Cuando repetimos una acción un número determinado de veces, el cuerpo termina haciéndola  solo. Por ejemplo, cuando aprendemos a conducir. En un principio necesitamos toda nuestra atención para esta acción compleja: nuestras manos manejan el volante y la palanca de marchas, a la misma vez que nuestro pie derecho pisa el freno, el pie izquierdo el embrague, nuestros ojos miran la carretera, los espejos retrovisores, etc. Todo ello, al repetirlo muchas veces, se vuelve un acto mecánico; parece que nuestro cuerpo conduce solo, sin apenas necesitar nuestra mente. Y si voy un paso más allá, podremos entender cómo este hábito nos la puede jugar: si pruebas a conducir un coche que se maneje de forma diferente (por ejemplo un coche de conducción automática), tu cuerpo tenderá a repetir su hábito del coche anterior, y tienes que hacer un esfuerzo extraordinario para ¡no tener un accidente!





Estos hábitos se establecen en forma de acciones o comportamientos, pero también en formas de pensar, de manera que si acostumbramos a tener pensamientos negativos o pobres: “Nada me sale bien”, “No tengo tiempo para nada”, “Me canso demasiado al hacer ejercicio”, nos identificaremos con SER una persona negativa o débil. Estos pensamientos hacen que nuestro cerebro segregue unas sustancias químicas (adrenalina, cortisol), que invaden todo el cuerpo haciendo que baje su energía, que se sienta cansado o incluso que llegue a enfermar. El cuerpo se acostumbra tanto a recibir esas sustancias químicas, que se llegará a comportar como un drogadicto que necesita su dosis de “malestar” para sentirse en equilibrio.



En este punto, nuestros hábitos negativos de comportamientos y de pensamientos construyen una especie de “programa cuerpo-mente” que funciona como una inercia  que nos hace seguir “siendo igual”: haciendo lo mismo y pensando lo mismo. Es como una prisión de la que vemos difícil salir… ¡pero no imposible!




INVERTIR EL PROCESO: REINVENTARSE.


Si hemos entendido que la forma de ser o personalidad podemos reducirla a un conjunto de hábitos, estarás de acuerdo con que los hábitos se pueden cambiar, ¿verdad? Y no obviamos que unido a estos cambios vendrán algunas dificultades. Permíteme darte algunos consejos para crear un “nuevo programa de tu ser”.


Un nuevo hábito se crea en 14 días. Según los expertos, si te propones un objetivo como empezar a hacer ejercicio físico cada día, los primeros días esto puede suponer un esfuerzo, pero si mantienes la acción durante 14 días, el cuerpo llegará a acostumbrarse, incluso a sentir placer mientras haces ejercicio, y por tanto, el cuerpo te ¡pedirá hacer ejercicio!

Aceptar la sensación de extrañeza. Si te propones hacer algo diferente de lo habitual, por ejemplo, conocer a gente nueva, tu “programa” no lo va a identificar como familiar, y dirás "qué raro, parece que no soy yo", y tendrás la tentación de desistir para volver a ser el mismo de siempre. Debes permanecer ahí, en tu nueva acción, y pronto te darás cuenta de que estás “venciendo la adicción de ser el mismo de siempre” para “reprogramarte”.

Ayudar al cerebro a reprogramar sus pensamientos. La ciencia ha demostrado que el cerebro no diferencia entre lo que piensa y lo que vive de forma real. Hacer diariamente alguna técnica de visualización, meditación, afirmaciones positivas u otras técnicas, instruyen al cerebro a cambiar sus hábitos de pensamiento.

Estar alerta de no volver al antiguo programa. No olvidemos que el ser humano tiende a volver a lo conocido, a lo familiar, aunque sea negativo. Para consolidar el “nuevo programa” de nuestro ser debemos estar siempre alerta, pero especialmente en los primeros 40 días, es la llamada “cuarentena”.



En resumen, se trata de volver a amaestrar a nuestro fiel sirviente, llamado cerebro, para que nuevamente despliegue todo su poder creativo y, con una humilde reverencia,  se coloque,amorosamente, a nuestros pies. 










miércoles, 5 de marzo de 2014

LA ENVIDIA


<<¡Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes!>>

                                                                                Miguel de Cervantes

      
  Con esta frase alude Cervantes a un sentimiento que en algún momento de nuestras vidas seguramente hemos experimentado: la envidia. En la Religión, la Envidia es uno de los siete Pecados “Capitales”, no por su gravedad, sino por ser raíz de otros males como el odio, el rencor o la venganza, que nos coloca en el extremo opuesto al amor al prójimo.

En la Psicología, la envidia es definida como el sentimiento de deseo intenso de algo poseído por otra persona. Las áreas cerebrales que se activan con la envidia son exactamente las activadas por el dolor. Es, por tanto, un sentimiento doloroso y altamente limitante, y por ello, he decidido tratarlo en este post, para aprender a gestionarlo y transformarlo en un recurso.



EL ORIGEN DE LA ENVIDIA


        Según algunos estudios, la envidia tiene una base biológica, y es por tanto natural sentirla. Sin embargo, la cultura, la sociedad o la educación, juegan un papel crucial en su desarrollo.


        Desde pequeños, somos educados en la competencia, en lugar de la cooperación.
       Si recordamos nuestro periodo escolar, ¿quién era el/la más listo/a de la clase?, aquella persona premiada, reforzada, con quién tal vez nos comparaban creando nuestra frustración. ¡O tal vez eras tú ese ser destacado! Y entonces tenías que soportar a tus compañeros/as, que a veces con desprecio, dejaban caer eso de... "¡¡¡Empollón!!!". Nuestro sistema de enseñanza aún sigue promoviendo competir, a través de innumerables pruebas y exámenes individuales, en lugar de inspirar hacia trabajos en equipo que promuevan el crecimiento mutuo y el bien común. Y este sistema es perpetuado con aún más intensidad en el panorama laboral.


        En este sentido, es curioso como otras especies parecen estar más “avanzadas” que la sociedad humana. Por ejemplo, los caballos. Los caballos viven en grupos o manadas, y cada uno tiene un papel diferente en el grupo, todo ello para lograr un único objetivo: el bien común. Un caballo quiere lo mejor para él, quiere ser feliz, es decir, evitar situaciones que se escapen a su control, como el ataque de depredadores. Busca su “bien-estar” y sabe que para sentirse bien, es condición que los demás también estén bien. Y se organizan de una forma jerárquica y perfecta para conseguirlo. 




        Pues bien, el ser humano también nace con ese valor de bien común, que, contrario a la envidia, propicia la solidaridad cuando vemos a otros que necesitan ayuda, y hace que nos sintamos bien al ayudarles.   



EL ALIMENTO DE LA ENVIDIA: LA CRÍTICA


Un claro indicador y alimento de la envidia es criticar a aquella persona que envidias. Al verbalizar tal comentario destructivo ya estás dándole poder en tu vida a la destrucción y no a la creación. Cuando estamos criticando, nuestro cerebro funciona en un alto nivel de estrés (ondas beta alta), totalmente contrario al bienestar y la creatividad.

En palabras del célebre Shopenhauer: “La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.”



LA ENVIDIA: DE LÍMITE A RECURSO



        Como hemos referido, la envidia es un sentimiento natural, pero no por ello aceptable. Podemos transformar su carácter destructivo en una inspiración a crear en nosotros aquello que anhelamos de otros. Estos son los pasos a seguir para conseguirlo:


  1. Reconocer e identificar ante ti mismo el sentimiento de envidia. No es algo vergonzoso, recuerda que es algo natural y ¡te honra querer cambiarlo!
  2. Evita criticar a la persona que envidias. Si evitas hablar negativamente al respecto, te aseguro que este sentimiento se reducirá drásticamente.
  3. Observar qué es exactamente lo que anhelas de esa persona. Tal vez descubras que no te interesa tanto. O quizás que puedes ponerte en marcha para conseguirlo. Los humanos aprendemos por observación a otros, ¿qué tal si te inspiras a hacer algo parecido a ese ser que en principio envidiabas?
  4. Este cuarto paso es el más difícil, pero ayuda a disolver casi totalmente el sentimiento de envidia: declarar la virtud. Se trata de “decir a otros lo admirable de ese ser que tanto envidiabas”. Puedes decir, por ejemplo, “Es admirable como ha conseguido tanto éxito”, “La verdad es que tiene mucho talento”. Y un paso más lejos, es decírselo directamente a la persona que posee tal virtud. Te aseguro que tu valor al hacer esto habrá disipado cualquier resto destructivo de la envidia, convirtiéndola en un valor de valentía y reconocimiento, y por tanto, en una virtud propia.


¿Y SI TE ENVIDIAN Y TE CRITICAN A TI?


        Entonces significa que estás en el camino del éxito. No olvidemos que en nuestra cultura, algo bueno se define como “envidiable”. Mi consejo: mira a tus críticos con compasión, y sonríeles desde tu dulzura, ellos tienen su propio castigo con el dolor de su envidia. A veces, destacar o tener éxito es lo que más nos abruma. Pero...

<<No tengas miedo a brillar, porque antes o después, iluminarás a otros con tu grandeza y los inspirarás a que enciendan la luz de su propia virtud>>.


lunes, 3 de febrero de 2014

EL MIEDO A LA SOLEDAD



    Uno de los miedos más frecuentes en nuestra sociedad es el miedo a la soledad. Quiero referirme a la soledad como  ausencia de compañía, vivida con melancolía y tristeza. Uno puede “sentirse solo” por varios motivos, pero hoy voy a centrarme en la    soledad por no tener pareja.



     Hay personas que cuando no tienen pareja se sienten incompletas, desdichadas, y por ello su mayor intención es encontrar a quien denominan su “media naranja”. Esa persona que le salve, que le complete, que le aporte toda la felicidad que necesita. A veces esta necesidad se convierte en casi una obsesión, y estas personas buscan afanosamente esta  ansiada mitad, probando diferentes parejas, en la mayoría de ocasiones “fallidas”, que no hacen sino aumentar su frustración.



      Este concepto de amor como dos mitades que se unen proviene del Romanticismo, del  siglo XIX. Esta idea de amor considera que la felicidad está en la unión con otra persona, y si no es así, la vida carece de sentido pleno.




       Como consecuencia de este amor entendido desde el Romanticismo, es la otra persona quien tiene todo el poder sobre nuestra felicidad, quien nos aporta, quien tiene que completar nuestros “vacíos”. De esta forma, el amor se vive como una dependencia, a veces como un sufrimiento, por el miedo que se crea a perder a la pareja entendida como “la otra mitad”.



      Este concepto de amor es ya anticuado en nuestros tiempos, porque el ser humano ha evolucionado y estamos en una nueva era, y no sólo de avance tecnológico, sino de nuevas necesidades más profundas. Sin embargo, la cultura, a través del cine, la literatura y la música sigue perpetuando la idea de amor romántico. Quién no conoce letras como la folclórica copla que dice: “Cuando de veras se quiere, el miedo es tu carcelero, y el corazón se te muere, si no te dicen te quiero”. O temas del pop moderno como “Sin ti no soy nada”, del grupo “Amaral”; sólo por citar algunos ejemplos.



      Hay expertos que advierten que estamos ante una crisis de la pareja. Según datos estadísticos, el número de divorcios va ascendiendo vertiginosamente cada año, de forma que, en España,  en 2013 se habla de 3 parejas que se divorcian por cada cuatro que se casan. A menudo, poco tiempo después de la ruptura, muchas de estas personas establecen una nueva pareja como forma de superar su miedo a la soledad. Sin embargo, cada vez son más las parejas que optan por no casarse, y cada vez son más las personas que muestran insatisfacción con sus parejas. Algunas, se resignan a vivir en una relación tortuosa, por miedo a quedarse solas.




REALMENTE, ¡LA SOLEDAD NO EXISTE!



      Esta nueva era no casa con la idea de amor del Romanticismo, de dos siglos atrás. Ya no funciona responsabilizar a la otra persona de tu propia felicidad. Ha cambiado el concepto de amor de necesidad por el amor de deseo: Aprecio tu compañía y la deseo, pero no la necesito, que es muy diferente. De hecho, no existe forma de ser feliz si no aprendes a encontrar la felicidad en la propia individualidad. Solamente estar solo te permite establecer un diálogo interno y descubrir la fuerza personal. Y cuanto más aprendas a vivir en soledad, a estar contigo, más preparado estarás para establecer una pareja desde el respeto y el entendimiento mutuo.

      A veces, cuando mis pacientes llegan quejosos porque se sienten infelices de no encontrar pareja, les hago una pregunta de forma muy delicada, que les hace entrar en shock: 

    -“¿Tendrías de pareja a alguien como tú?” 
     Se hace un breve silencio, y luego responden…
     -”La verdad es que… no.”   
    -“Bien, entonces primero tendrás que aprender a estar  contigo, descubrir tu única compañía eterna, ese ser que siempre, siempre, estará contigo. Afrontar tus propios miedos y transformarlos en oportunidades. Apreciar esta compañía de ti mismo y llegar a disfrutar de ella. Aprender a contar contigo, apoyarte y sacar lo mejor de ti. Acceder a esa fuente de tu auténtica felicidad, que sólo puede estar en tu interior. Conseguir llenar esos vacíos que pretendes que sean llenados con otra persona, y sentirte un ser pleno en tu individualidad. Ya no eres una mitad, eres un entero. Y será fascinante cuando te sientas tan pleno y quieras compartir con alguien esa abundancia, y así intercambiar y potenciar con una pareja que ya no será quien te complete, sino un compañero de tu apasionante viaje.”





       Sólo existe una única persona que te acompañará siempre, y eres tú mismo. Estar solo te permite aprender a apreciar estar contigo, ¿qué mejor compañía? Por ello, realmente, amigo lector, podemos afirmar…



 <<La Soledad no existe, es sólo una distracción de ti mismo>>.