Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

sábado, 14 de diciembre de 2013

¿QUÉ ESTÁS CREANDO EN TU VIDA? DONDE PONES TU ATENCIÓN, PONES TU ENERGÍA


        ¿Alguna vez te ha ocurrido que aquello a lo que prestas atención parece multiplicarse en tu entorno? Por ejemplo, si tienes intención de comprarte un coche todo terreno gris, ahora ves numerosos coches idénticos por todas partes; o si alguna vez te rompiste por desgracia algún hueso y tuviste que escayolarte, desde ese momento ves a gente con escayolas adonde quiera que vayas. O quizás estuviste recordando a ese viejo amigo que hace tanto tiempo que no ves y de repente te llama por teléfono, o alguien te lo nombra. Parece que “donde pones tu atención, pones tu energía”.


        Este fenómeno es denominado por la ciencia como el “EFECTO DEL OBSERVADOR”. Los científicos descubrieron con sorpresa en diversos experimentos que la materia se comporta de manera diferente cuando es observada por un observador. Esto significa que cuando observamos o prestamos atención en algo, directamente influimos en ello. Estos experimentos empezaron realizándose con moléculas simples de materia, observando átomos, electrones, y cómo estas partículas llamativamente cambiaban su comportamiento cuando eran observadas por una persona. Pero la ciencia ha llevado sus investigaciones un paso más allá y ha comprobado que nuestra atención influye poderosamente en la realidad que vivimos.



 
         Las personas dicen con frecuencia que en sus vidas tienen días buenos y días malos. Que hay días en que se levantan y sienten una sensación de tristeza, de agobio; y entonces siguiendo su rutina diaria se dirigen a la cocina a preparar su café y mientras tanto caen en la cuenta de que: “Uff, tengo que hacer la compra, falta leche, queda poco azúcar...” “Vaya, se ha parado el reloj… ¿Por qué demonios nunca me acuerdo de tener pilas de reserva?” “Se me hace tarde para llegar al trabajo… siempre igual, tendría que levantarme antes, soy estúpido” “Y ahora ¡a aguantar las idioteces de mi jefe!”. Y así empieza el día… con pensamientos pobres y negativos. Y esos son los días en los que llegas al coche y… “Vaya por dios, una multa por pasarme de la hora de estacionamiento…¿Me puede pasar algo más esta mañana?”


        Y luego están esos otros días “buenos”,  en los que te levantas, abres la persiana de tu habitación y miras esos primeros rayos de sol deleitándote del nuevo día. Y entonces te diriges a la ducha, cierras los ojos y sientes el placer del agua calentita en tu piel. Vas al armario para vestirte y piensas en qué afortunado te sientes porque hay varias prendas que te apetece ponerte hoy. Porque quieres verte bien, te apetece sentirte favorecido/a. “¡Porque hoy será un gran día!”




        ¿Y qué hay de diferente entre esos días buenos y los días malos? ¿Acaso son tus circunstancias las que cambian? ¿O más bien es que cambia tu mente? Esos días buenos son aquellos en los que decides enfocar tu atención en aquello que tienes, no en lo que te falta, y prefieres pensar en aquello por lo que te sientes una persona afortunada y exitosa,  no miserable. ¿Y qué ocurre en esos días? Tal vez la vida te sorprenda, y en tu trabajo te den felicitaciones por tu último proyecto, o quizás recibes un mensaje de invitación de aquella persona que tanto te interesa, o tal vez un regalo que anhelabas…  Esos días atiendes a tu abundancia y a tu éxito, y es abundancia y éxito lo que obtienes.
        Tu atención, tu intención y tu actitud esos días se abren y están dispuestos a recibir lo bueno, y no es extraño que lo bueno te alcance. O al menos eso nos dicen las investigaciones sobre el comportamiento humano y sobre física cuántica.



 ¿TE DECIDES?



        Tal vez estés pensando que todo esto no es fácil, o que ya lo has intentado, pero sólo eres capaz de mantenerlo por poco tiempo y luego vuelve a ser todo igual. Y te digo que llevas toda la razón, porque cuando decides centrar tu atención en lo positivo, para que tu vida se dirija a la abundancia y a la felicidad, esto es muy diferente a lo que estás acostumbrado. Y el ser humano es un ser vivo fuertemente arraigado a sus costumbres, y cambiar nuestras costumbres requiere un tiempo para crear hábitos nuevos y desplazar los antiguos.

        Por otra parte, también vivimos en un entorno en el que se habla de crisis, de pobreza, de miedos. Los medios de comunicación solo muestran las malas noticias y no los éxitos que muchas personas consiguen y las buenas obras que se hacen en el mundo, que te aseguro que ¡son muchas!






        Recordemos a personas como Nelson Mandela, Martin Luther King o María Teresa de Calcuta entres otros muchos líderes conocidos y anónimos que han cambiado y siguen cambiando el mundo. Estas personas no lo han tenido nada fácil en su lucha contra grandes lacras como la guerra, la pobreza o el racismo. Y en su camino  han tenido que enfrentarse a duros retos, a la oposición de masas que los tomaban por locos, incluso a castigos que pagaban con sus vidas.  Pero el poder de sus almas era más grande que todo eso, ellos nunca se rindieron de poner toda su energía en aquello que querían conseguir. Y lo consiguieron. Hoy en día tenemos un mundo un poquito más amable gracias a su grandiosa labor. Y estas personas,  que son exactamente como tú y como yo, nos pueden inspirar y recordar cuánto poder existe en cada uno de nosotros.  



Y tú…¿Serás suficientemente fuerte para trascender tu entorno y tus costumbres y empezar a utilizar tu poder creador?



Amigo, amiga, solo tú puedes decidir qué vida quieres crear para ti.