Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

miércoles, 10 de abril de 2013

FLUIR EN LA FELICIDAD


“En ese momento la melodía me envuelve como si de magia se tratara. Mi garganta cobra vida propia y mi voz me envuelve y me conmueve. Siento que me elevo. Es como una dulce y agradable alteración de conciencia… El tiempo parece detenerse. Mi cuerpo se vuelve sólo energía, alma sin materia. Entonces, sólo existe el aquí y ahora… y el gozo de una Felicidad inmensa…”



        Este es el testimonio de una persona que adora cantar. No es famosa, ni se gana la vida en ello, pero alcanza una felicidad plena mientras canta.
Seguramente, todos hemos sentido esta sensación en más de una ocasión, mientras realizamos una actividad que nos gusta mucho, y nos hace entrar en un estado tremendamente placentero. Es el llamado “estado del fluir”.

         La teoría del estado del fluir o estado de flujo fue propuesta por Mihály Csíkszentmihályi, un gran exponente de la psicología positiva. Esta teoría propone que la gente es más feliz cuando está en un “estado de fluir”, es decir, en una concentración o absorción completa en la actividad o situación en la que se encuentran. Es un estado óptimo de motivación intrínseca, en la que la persona siente una agradable sensación de gran libertad, gozo, compromiso y habilidad. Todo el ser está allí, las facultades se expresan al máximo, en un estado óptimo, y se trasciende el plano puramente físico: se pierde la noción del tiempo, del espacio, del hambre, del dolor…

        Es frecuente alcanzar este estado del fluir practicando actividades relacionadas con el arte. Esto es, la música: cantar o tocar algún instrumento, cualquier tipo de danza o baile, así como las artes plásticas: la pintura, la escultura, la escritura, el dibujo o la ilustración, técnicas como el grabado, el moldeado, la decoración, la cerámica, la costura, la cocina elaborada… y un sin fin de tareas que hacen posible la expresión de la creatividad y la belleza. Toda una expresión de talento y belleza, que llega a nuestros sentidos, al oído, la vista, el gusto, el tacto…. y se convierte en una dulce caricia para el alma. 


 
        Se podría pensar que sólo personas con talento pueden disfrutar de este estado. Realmente, es necesario un nivel de destreza en la actividad para alcanzar el estado del fluir: si la tarea nos resulta muy fácil o muy difícil no es posible alcanzarlo. Y en este punto, habrá personas que digan: <<Oh, yo soy muy “manazas” a mí nada me sale bien>>. Pues bien, esto sólo es una falsa justificación basada en la pereza: todas las personas tienen uno o más talentos potenciales.

        Así lo explica el sociólogo periodista Malcolm Gladwell con su famosa regla de las 10.000 horas: la investigación revela que para alcanzar un nivel de excelencia en cualquier habilidad basta con acumular 10.000 horas de práctica. Esto equivale a decir 10 horas por semana en 20 años, 20 horas por semana en 10 años o 40 horas por semana en 5 años. Sorprendente, ¿no? Entonces, esto implicaría que el pintor, escritor, bailarín o cantante, no nace, sino que se hace.



        Afortunadamente, no es necesario alcanzar las 10.000 horas de práctica, para conseguir ese estado del fluir, sino que basta con alcanzar cierta destreza y capacidad de concentración en la tarea, y esto es posible mucho antes. Nos sorprenderíamos de lo rápido que podemos disfrutar plenamente de una actividad incluso sin haberla probado nunca. 

       Algunos estudios muestran que las personas que eligen un trabajo que les permita alcanzar este estado de fluir en su labor diaria son tremendamente más felices. Pensemos que 8 horas al día de jornada laboral supone casi un tercio de la vida de una persona. Y en este sentido, los estudios revelan que, además de las actividades  relacionadas con el arte expuestas anteriormente, hay profesiones más propensas a facilitar el estado del fluir. Se trata de profesiones en las que se trabaja mejorando la calidad de vida de las personas, como es el caso de la medicina, la psiquiatría o la psicología.


        En resumen, el estado del fluir se alcanza cuando nos entregamos plenamente a expresar nuestras emociones, y la tarea se convierte simplemente en el canal de expresión, por ello, no es tan importante el resultado final. Es justo lo que hacen los niños cuando pintan, bailan o cantan disfrutando plenamente. Y no es raro que cuando ponemos el corazón en lo que hacemos y nos sentimos fluir, alcanzamos a emocionar y tocar el alma de otras personas…