Bienvenidos a Psicología de Vida

A través de este blog quiero compartir conocimientos y experiencias sobre la mente, el comportamiento y el sentir humano. Lejos de tecnicismos y diagnósticos psiquiátricos, me centro en la vida misma, en los condicionantes que influyen día a día en la felicidad o infelicidad de cada uno de nosotros. Para ello me baso en mi experiencia clínica en la consulta, en mi pasión por seguir formándome y aprendiendo cada año, cada día; en numerosas investigaciones que he contrastado; y cómo no, en mi experiencia personal. Mi objetivo es aportar y compartir. Mi deseo, poner en tus manos herramientas para ser más feliz.

martes, 10 de abril de 2012

SANAR EL DOLOR

        El dolor es posiblemente una de las experiencias más compartidas universalmente. 

         Junto con el miedo, la ira y el placer (descritos en artículos anteriores de este blog) el dolor es una de las cuatro emociones primarias. Saber aceptar y sanar el dolor se convierte en un aprendizaje indispensable para evitar el sufrimiento innecesario en la vida.

        En el plano físico, el dolor es una sensación desagradable que funciona como mecanismo de protección de nuestro cuerpo. Pensemos, por ejemplo, en el dolor que sentimos cuando mantenemos durante largo tiempo una misma postura corporal: gracias al cambio de posición motivado por el dolor preservamos los músculos y huesos que de otro modo resultarían dañados. De hecho, la enfermedad de “insensibilidad congénita al dolor” acorta drásticamente la vida de las personas afectadas.

        En el plano emocional, el dolor también es una señal: nos indica que algo que sucede en nuestra vida es diferente a lo que deseábamos. Y por ello, sufrimos. Quizá, por ejemplo, deseábamos vivir por siempre con una pareja amada, que un día nos abandonó, hiriéndonos profundamente.

        Pero, ¿cómo sanar las heridas?

                                            

        Puedo afirmar que todas las personas a quienes he  tenido la oportunidad de conocer de forma más cercana tenían algo en común: en algún momento de sus vidas algo les hirió profundamente. Posiblemente en su niñez no percibieron ser suficientemente amados, o valorados; quizás algún familiar cercano murió dejando un gran vacío, o tal vez el primer amor les traicionó duramente.

        Toda pérdida o herida profunda viene seguida de un proceso de “duelo”. La palabra duelo viene del latín dolus: dolor. Y en este sentido, la única forma de salir del dolor es atravesarlo. Frente a una herida dolorosa, podemos decidir desinfectarla, a pesar del escozor; o al menos cuidar que no se infecte para que cicatrice cuanto antes; pero no podemos hacer que desaparezca por arte de magia, sin que quede la cicatriz.

        Además la cicatriz de una herida profunda siempre va a permanecer en nuestra piel, pero cuando la tocamos, ya no sangra. Igualmente cuando atravesamos un proceso de duelo, jamás lo olvidaremos, pero ya no nos duele. Desgraciadamente, nuestra memoria guarda mucho más tiempo los recuerdos dolorosos que los felices.

       Sin embargo, algunas heridas pueden permanecer abiertas y dolientes durante largos años y es necesario entonces detectarlo para completar el proceso de duelo. Sucede cuando se sueña a menudo con el suceso doloroso a pesar de que haya pasado mucho tiempo, o cuando se recuerda prácticamente a diario lo ocurrido provocando una tristeza profunda, o incluso cuando se teme emprender algo, como un nuevo amor, por miedo a sufrir nuevamente. En esos casos la herida muestra estar aún abierta, y de esta forma se sufre mucho más porque el dolor se prolonga indefinidamente en el tiempo.

        Otras formas de alargar el sufrimiento es soportar una situación dolorosa por miedo a un dolor que sería más profundo pero más corto en el tiempo. Pensemos en una persona que soporta las infidelidades de su pareja porque piensa que el dolor de abandonarlo sería insoportable. Seguramente en su relación dolorosa se alternarán momentos de esperanza que no harán sino perpetuar la resistencia a dar el paso de romper la tormentosa relación. Este caso nos sirve de ejemplo para diferenciar los dos tipos de dolor; observemos la siguiente gráfica:



        El dolor curativo (o constructivo) sirve para sanar una herida y empezar a construir el presente y el futuro. Es más intenso pero mucho más corto en el tiempo (en el ejemplo, sería el duelo después de renunciar a la relación dolorosa).

           El dolor destructivo es un sufrimiento que debilita y destruye poco a poco a la persona sin conducirla a una sanación. Puede ser indefinido, por tanto se trata de mucho más dolor (en el ejemplo, sería soportar la relación de infidelidad).


        De este modo, el dolor constituye una señal muy valiosa.  Nos muestra una necesidad de movilizarnos en la vida: tal vez a aceptar una pérdida y sanar la herida para continuar el camino;  o quizás para reconducirnos hacia la felicidad que realmente anhelamos.


                                                                                          
    


13 comentarios:

  1. verdaderamente esplendido monica.gracias una vez mas por este gran articulo sobre el dolor.ami personalmente me encanta y me ayuda saber algo mas de este tema.me siento muy identificado,deverda muchas gracias por conpartirlo con todos nosotros

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    1. Gracias a ti, Miguel, por tus palabras y por participar en este espacio. Un abrazo.

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  2. Como siempre, los ejemplos muy buenos y fáciles de recordar. Yo ya te comenté una vez que hace algún tiempo tuve que tomar una decisión en relación al trabajo y he pasado momentos malos porque dudaba si la decisión que había tomado era la correcta. Cada vez que leo tu blog estoy más segura que tomé la decisión correcta, pues habría prolongado un sufrimiento en el tiempo(como la relación amorosa de la que hablas). De cualquier forma, gracias a tí, también he aprendido que aunque la decisión no fuera la correcta, ya está tomada, y de nada sirve castigarse, hay que avanzar...Gracias de nuevo.

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  3. Mª Jesús, gracias a ti por compartir tu experiencia. Pienso que algunas veces, más que plantearnos si nuestra decisión es correcta o no (algo imposible de adivinar, claro...), es más útil sacar la "funcionalidad": de qué nos ha servido la experiencia, cuál es el alivio que experimentamos al abandonar algo que nos hace daño, cómo nos sentimos al poner límites (es una forma de autocuidarse) y cómo nos reconducimos a nuevas búsquedas más positivas (en tu caso nuevas opciones laborales).
    Gracias de nuevo. Un abrazo.

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  4. Felicidades Monica, nuevamente tratas un tema muy interesante y le das un enfoque magistral. Dolor!!! espero que sea una palabra que no se repita en damasia en nuestras vidas. Me quedo con el dolor curativo ya que nos abre una puerta a la esperanza.
    Que ... felicidades profe.
    JMCM

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  5. Jaja... Gracias a ti por tus palabras y por tu aportación.
    Un abrazo,JM.

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  6. Hola monica soy juan hace poco estuve ahi por mi ruptura de 7 años,yo he aprendido muchas cosas con mi caso y una de ellas como tu me dijiste es que hay que dominar a la mente no dejar que ella te domine a ti,y sobre todo analizarse primero a uno mismo antes de analizar la situacion,eso si esta claro que estas cosas son muy duras pero afortunadamente sales reforzados de ellas,como he leido por ahi "no dejes que el sol te impida ver las estrellas".
    Un saludo

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    1. Hola, Juan. Gracias por tu comentario. Me alegro mucho de tu aprendizaje y superación.
      Un abrazo.

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    2. gracias a ti y no queda otra,eso si desgraciadamente quedará la cicatriz

      un saludo

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  7. Wapisima he leido todos tus articulos del blog y creo que con cada uno te vas superando a ti misma. Estan muy relacionados con nuestra cotidiana y lo enfocas de una manera muy aceptable para el publico que lo lea, de verdad te digo que felicidades por este y el resto de articulos, besitos.

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  8. Me encanta como describes el tema, este y todos los demas. Eres genial. Es de gran ayuda tu labor. Gracias por tus palabras. Un beso. Que seas feliz, aunque, ¿que ed la felicidad?

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    1. Gracias a ti por tus amables palabras, María. Son innumerables las definiciones del concepto de "Felicidad". Yo pienso que cada persona tiene el suyo propio; pero algo importante es considerar que la Felicidad no es algo que nos corresponde por existir, sino que tenemos que cultivarla y alimentarla cada día.
      Un abrazo.

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